viernes, 13 de septiembre de 2024

Esto he amado

En mi última publicación anticipé que en Adrogué se llevaría a cabo, el pasado fin de semana, la primera edición del Festival Argentino de Historieta (FAH), en el marco de las celebraciones por el Día de la Historieta Argentina. Afortunadamente el buen clima cooperó y pude asistir a ambas jornadas, en las que me encontré con amigos que ya conocía y también con gente nueva. Y confirmé eso que me atreví a afirmar en el mencionado post: ¡qué gran momento del cómic nacional! En las mesas de las más de treinta editoriales que se sumaron había historietas para todos los gustos: viejos clásicos y recopilatorios de comics que se publican en redes; reediciones de volúmenes no tan pretéritos, pero que habían estado agotados; lanzamientos recién salidos de imprenta; ofertas, combos y alguna "figurita difícil"; colecciones consolidadas y nuevas apuestas. ¡Y qué cantidad de autores reunidos! Hubieron largas y pacientes filas de fans esperando encontrarse cara a cara con sus artistas favoritos, que se llevaban sus libros y prints autografiados con felicidad absoluta tallada en el rostro. 

Con respecto a las muestras y las proyecciones, no puedo dejar de asociarlas un poco con lo que escribí acá en esa entrada anterior, acerca de ciertas continuidades y mojones históricos. La muestra principal consistió en una serie de pin ups de diferentes personajes de la historieta nacional reinterpretados por otres dibujantes. Para les asistentes se distribuyeron en la mesa de entrada ejemplares gratuitos del ¡FAH!nzine, que recopila varias de esas estampitas, con un maravilloso texto introductorio a cargo de Luciano Saracino acerca del valor y la importancia de la cultura popular, del que me permito extraer una frase que resume bastante el espíritu del evento: Esto me trajo hasta aquí; esto he amado. Sin dudas este primer FAH habrá ya dejado su marca, algo ocurrió en Adrogué el fin de semana pasado. Los documentales sobre La Productora y la cooperativa editorial Hotel de las Ideas refuerzan el sentido de lo anterior, dando cuenta a les asistentes sobre dos trayectorias por las que la historieta nacional ha transitado para confluir en este punto. Ni hablar de esa otra gran muestra a cielo abierto que es el Paseo de la historieta de Almirante Brown, para cuyo recorrido partían excursiones en mini buses, como una gira mágica y misteriosa beatle. Kilométricos y coloridos muros desde los que personajes y autores (de ayer y de hoy) acompañan la cotidianidad de vecines y ocasionales paseantes, abriendo ventanas y puertas a la fantasía.


En fin, hubieron más actividades, presentaciones, charlas y talleres, de las que yo me perdí un montón. Pasaron ya algunos días, pero no quería dejar de compartir mis impresiones, seguramente incompletas. Por lo pronto, espero que la movida se repita. Y, a riesgo de ser repetitivo, insisto en la importancia de estos espacios, que cumplen  varias funciones, pero destacaré aquí dos. El fomento de las industrias culturales es importante tanto desde lo económico (y no puedo dejar de pensar en la gran concurrencia que hubo y cuánta más historieta se podría haber llevado a sus hogares de no ser por el plan económico de miseria planificada que lleva adelante el gobierno de Javier Milei y Luis Caputo) como desde lo espiritual. Poder reunirse en un ámbito así de forma gratuita y pasar unas horas viendo bellas imágenes y escuchando a los artistas hablar sobre su quehacer favorece el estado de ánimo y hace a la buena salud de un pueblo, siempre. Nadie que se haya hecho presente en el FAH volvió a casa con las manos vacías. Y hoy por hoy, eso no es poco. 
En fin, ya que hablamos de comunidad y encuentros, nos vemos pronto en una nueva EMBAcon, acá en Quilmes. Me dicen que ya se viene. Más alguna otra que surja, sea en CABA o en el Conurba. Hasta el próximo posteo!

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         


    

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Fronteras y horizontes

A 67 años del lanzamiento de Hora Cero semanal, desde cuyas páginas Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López dieron vida a Juan Salvo, hombre "común" destinado a convertirse en Eternauta, pienso y elaboro algunas consideraciones.
La efeméride que da origen a la ley 26.652, sancionada en el año del Bicentenario y por la cual ayer se ha vuelto a celebrar el Día de la Historieta Nacional, funde dos de las mayores aventuras emprendidas por Oesterheld, una editorial (el proyecto Frontera) y la otra ficcional (la saga del Eternauta). 

Sobre la segunda, hay mucho escrito y hablado, ya (y seguirá habiendo, en cuanto se estrene la versión audiovisual, a través de la famosa plataforma de cine y series). Acerca de la primera, cabe mencionar que duró apenas cuatro años, hasta 1961. Frontera pasó de un promisorio éxito a un abrupto fracaso. El guionista estaba en un gran momento creativo, escribiendo no sólo El Eternauta, sino TODAS las historietas del proyecto (Joe Zonda, Randall The Killer, Ticonderoga, Ernie Pike, Rolo el marciano adoptivo). Pero no logró equilibrar lo creativo con lo administrativo, y las deudas contraídas con la imprenta (que lo engañaba, luego lo supo) hicieron que su plantel de dibujantes estrella lo fuera abandonando, para finalmente tener que cederle todos los títulos a la Editorial Ramírez.

Cuando Carlos Trillo y Guillermo Saccomano le preguntan, en 1975, si alguna vez dejó de creer en la historieta, no disimula ni intenta romantizar aquel amargo trago: "Como todo el mundo, cuando las cosas van mal. Fue por el final de Hora Cero. La editorial se fue quedando sin dibujantes y el mismo guionista, que era yo, andaba mal. En esa época yo, si no había dejado de creer, le andaba cerca. Toda la venida en banda fue una cosa ingrata, triste, con conflictos domésticos y caída de status."

Pero el trance pasaría y casi de inmediato (en 1962, de nuevo en editorial Abril, de donde se había ido precisamente) llegará Mort Cinder, aquella obra maestra que alumbró en tándem con un Alberto Breccia en llamas. Pero esa ya es otra historia. Sobre lo que quiero reflexionar, es acerca de la influencia que Frontera tuvo (a pesar del quebranto comercial) sobre sus jóvenes lectores, que estuvieron atentos cuando el autor los interpeló con aquello de "defendamos la historieta" y que se extendió más aún en el tiempo, hasta hoy. Paso a explicarme.
Poco más de veinte años después, en 1978, Juan Sasturain trabajaba en el diario Clarín. Tras haber sido amenazado por la Triple A cinco años antes, no había vuelto a firmar una nota en medio alguno. Pero ese texto que había publicado en el suplemento Clarín Cultura y Nación lo llenaba de un orgullo especial, y el tipo se animó a asomar de nuevo la cabeza, estampándole nomás la firma. Era la primera vez que alguien escribía sobre Oesterheld en un suplemento cultural. El periodista, docente y escritor, se hallaba en plena reivindicación de la historieta como objeto de estudio académico, discutiendo los conceptos tradicionales de cultura y literatura imperantes en esos años. Sasturain ponía la obra de HGO como ejemplo de excelencia narrativa en historieta, habiéndose reencontrado con la misma en los kioscos a través de las revistas de la escudería Récord, tras varios años alejado de aquellas lecturas juveniles. Oesterheld había pegado el salto desde  Columba a Récord poco tiempo atrás, en el ´75. 

Lo que Sasturain ignoraba era que, para el momento en que él le dedicaba su artículo en Clarín, su escritor favorito ya había sido secuestrado y asesinado por la dictadura, al igual que sus cuatro hijas. 
La nota se tituló El Eternauta, y en el último párrafo, Sasturain afirmaba que para entonces HGO residía en Europa. La información que él tenía (recibida de buena fe por Horacio Altuna, que había trabajado junto al guionista para Columba, dibujando Kabul de Bengala), era que los milicos lo habían liberado tras detenerlo, a condición de que abandonara el país. Una semana después de aquella nota en el suplemento, Juan Sasturain recibió en la redacción de Clarín el llamado de Elsa Sánchez, esposa de Oesterheld y madre de sus hijas, que lo había leído y anhelaba confirmar el equívoco paradero de su esposo Héctor. Pocos días antes, los militares le entregaron con vida a su pequeño nieto.

¿Y adónde quiero llegar con todo esto? Me cuesta formularlo, pero tiene que ver con la resiliencia. 
Nunca vi a la Historieta Argentina tan viva como hoy, 67 años después de la Hora Cero. Además de haber visto parva de posteos alusivos a la fecha y bocha de pin ups con personajes de todas las épocas, pienso en las aventuras editoriales que vi surgir desde que me asomé a una viñeta por primera vez. En los autores que vi evolucionar y los catálogos que se fueron armando y consolidando. La voluntad de la cultura argentina es inquebrantable. Las aventuras editoriales fundadas en la honestidad intelectual y el respeto al lector, perduran. Ayer fanzines, hoy novelas gráficas o tomos integrales. Muchos habrán pasado instancias jodidas como fue Frontera para Oesterheld. Ciclos neoliberales, pandemias, inflaciones. Ni hablar del terror, las desapariciones y los secuestros. Y sin embargo, los lectores atentos no olvidan. Acompañan y ponen las cosas en su lugar.

Muchos no se acordarán o no lo vivieron (yo no pude ir, de hecho), pero en 2005 hubo un festival mítico en Morón, que se llamó (adivinaste) Frontera, organizado por los pibes de La Productora, después de la implosión de la Asociacón de Historietistas Independientes (A.H.I.), cuando los años noventa se estrellaban irremediablemente contra el nuevo siglo. Este fin de semana, en Adrogué, se larga la primera edición del Festival Argentino de Historieta (FAH), impulsado por el municipio de Almirante Brown, la comisión de historieta de la Cámara Argentina del Libro y el medio especializado Genux TV. El cronograma de actividades y la grilla de artistas y editoriales involucradas son verdaderamente promisorias. Sólo falta que el público lector acompañe (a mí, cuéntenme). Todo indica que "el héroe colectivo" se manifestará. ¿Será posible?

En fin, lo que empecé como un intento de nota sobre el Día de la Historieta Argentina se me fue para cualquier lado (vos lo leíste en un pedo, pero a mí me llevó algunas horas). De lo que no me quiero olvidar, es de mencionar que hace un par de semanas supimos sobre la bochornosa visita de un grupo de legisladores de La Libertad Avanza al penal en el que cumplen condena genocidas condenados en democracia, con el objeto de recibir por parte de los mismos un proyecto de ley que les permita ser beneficiados. Al Rescate Cómics repudia dicha maniobra, al igual que el desmantelamiento del organismo estatal encargado de propiciar la búsqueda de niños y niñas apropiados por la dictadura cívico-eclesiástico-militar. Desde acá, por supuesto, seguiremos preguntando:


sábado, 13 de julio de 2024

Tiren papelitos

 "¿Vió que mañana es la final de la Copa América?", diría Clemente. Para ir palpitando el partido y alentar a la Scaloneta, hoy les traigo este repaso por tres golazos de la historieta albiceleste. 

Se convirtieron en héroes (2014)

¿Cuándo fue que la hinchada argentina volvió a ilusionarse? Luego de varias generaciones de sueños rotos (la última vez que Argentina levantó la Copa del Mundo había sido en 1986), el equipo conducido por Alejandro Sabella (con Messi, Mascherano y Di María, al frente), fue poniendo baldosas celestes y blancas a un camino al que no le faltaron obstáculos difíciles de gambetear, pero que con el tiempo nos llevaría de nuevo a la gloria. Brasil 2014 fue el mundial en el que la copa se nos escapó por muy poco, pero también ese en el que "Masche" selló el destino de nuestro arquero, Sergio "Chiquito" Romero, con una frase que se nos hizo imborrable, el resto es historia. Se convirtieron en héroes nomás, y pocos meses después la editorial Común tituló así un bello y apaisado volumen en el que se recopilan las crónicas ilustradas que Liniers realizó a lo largo del campeonato junto al periodista Daniel Arcucci para el suplemento deportivo del diario La Nación. Si bien no se trata de una historieta en sentido estricto, el libro atesora y capta a través sus breves textos y coloridas viñetas, día por día, todo lo que pasó dentro y fuera del campo de juego. Liniers logra retratar, con su inconfundible y macanudo sello personal, todo el abanico de aspectos extra futbolísticos que hacen a la experiencia mundialista (las cábalas, los goles con delay, la hichada copando la ciudad anfitriona, los looks de los jugadores y hasta las "mordidas" de la FIFA). El resultado son instantáneas dibujadas de una de las pasiones argentinas más intensas, logrando la risa incluso a partir de esos momentos en los que todo hincha sufre irremediablemente. Este libro tiene, además, el valor de ser acaso el único testimonio dibujado de aquella gesta y no haber sido concebido desde el exitismo, ese terrible lado B de la patria futbolera (si lo sabrá el propio Messi, que tantas patadas mediáticas se comió, y hasta amagó con dejar la Selección un par de años después). Por todas estas razones, vale la pena tener este libro en tu biblioteca.

Quiero ser campeón mundial (2023)

En 2018 comienza a escribirse la historia de la Scaloneta. Tras la salida de Jorge Sampaoli como DT, Lionel Scaloni, quien llega a la AFA como su colaborador, es designado DT interino (previo paso por el Sub 20, con el que se coronó campeón ese mismo año). La Copa América 2019 es el primer gran desafío, pero Argentina pierde la semifinal ante Brasil y queda en el tercer puesto. El 2020 castigará al mundo entero con su peste maldita, y entre la tristeza y desazón general, a la Argentina le tocará llorar a su ídolo máximo, nada menos que Diego Armando Maradona, el 10 (y también a Sabella, poco después). Pero al año siguiente, comienza un nuevo capítulo. Argentina gana la Copa América, y la Scaloneta nos regala el primer desahogo colectivo, ganándole a Brasil en el mismísimo estadio Maracaná. Quiero ser campeón mundial, decía uno de los versos del mantra popular que resonó en cada esquina, a toda hora, desde el momento en que, ya en Qatar 2022, el sueño estaba nuevamente al alcance de la mano, para finalmente cumplirse y materializarse en un festejo multitudinario, con epicentro en la Avenida 9 de julio. Por eso, así se tituló la historieta que publicaría la editorial Ovni Press apenas un par de meses después del histórico triunfo. Luciano Saracino y Matts oficiaron como DT y ayudante de campo en cuanto a guión, mientras que la faz gráfica la ejerció un plantel de dibujantes tan sólido como variopinto: Nico Di Mattía en la portada, y páginas interiores a cargo de Franco Viglino, Carlos Barocelli, Max Aguirre, Ariel Olivetti, Aleta Vidal, Tute, Jok, Paula Andrade, El Bruno y muchos otros cracks del dibujo argentino.
A través de la historia de Malena, su papá y su abuelo, revivimos el mundial partido a partido, desde los ojos de una niña y su primer contagio de "mundialitis". Y aquí también lo extra futbolístico nos evita la mera crónica de datos: juegan los memes, las figuritas, las cábalas, los panelistas de televisión que patearon en contra, etc. Apuesta atípica para el catálogo de la editorial, vinculada históricamente a la publicación de licencias (Marvel, DC, Dark Horse y también manga), sin lugar a dudas "priemereó" antes de que el boom editorial en torno a la Scaloneta (y a Messi en particular) deviniera en máquina de chorizos, publicando 120 páginas de factura impecable y dignas de exportación (con póster de Alejandro Burdisio incluido para los ejemplares de pre-venta). Y si la analogía entre plantel de futbolistas y plantel de dibujantes te parece forzada, cabe mencionar que varios de los artistas que intervienen publican en el exterior y casi no han "jugado" para el público lector local. Como es sabido, además de futbolistas, Argentina exporta profesionales del dibujo, de alto nivel y rendimiento.

Pulga (2024)

Y llegamos así a un lanzamiento más que reciente, publicado el mes pasado por la editorial Planeta. Desde ya, Pulga no es otra cosa que la historieta de Lionel Messi, pero lo que distingue a esta obra es el hecho de que, más que historieta, estamos ante un manga. A ver, ¿cómo es eso? El personaje es el capitán la Selección nacional de fútbol; los autores son argentinos (otra vez Saracino en guión, con dibujos de Lea Caballero); fue producido y publicado en Argentina. Sí, todo eso es correcto. Pero está hecho "a la japonesa". Atentos al enorme auge del manga, a nivel mundial y particularmente entre lectores argentinos, la división local del Grupo Planeta (jugador multinacional, es uno de los grandes "pulpos" que copan el concentrado mercado editorial) decidió apostar fuerte y publicar el primer manga argentino concebido como tal. ¿Qué quiero decir con esto?  Que para ello puso particular cuidado en que una serie de aspectos relacionados a la creación y la producción sean análogos a la manera en que se hacen historietas en Japón. Por empezar, estamos ante un manga "shonen", término que alude a la demografía a la que está dirigido. Aunque no excluya a ningún potencial lector, hay una segmentación orientativa (pibes varones de entre 8 y 13 años aproximadamente), que es la manera en que las grandes editoras japonesas  piensan sus productos. También se lo puede considerar un manga "spokon", categoría en la que se inscriben las historias relacionadas con deportes. En cuanto al libro físico, hay otros tres aspectos que lo emparentan con la típica historieta japonesa: su tamaño, la cantidad de páginas y la orientación de lectura. Pulga trascurre a lo largo de 224 páginas de 23 x 15 centímetros, y se lee "en espejo". Y por supuesto, desde lo visual, hablamos de caras, líneas cinéticas y sombreados a trama de riguroso blanco y negro. En este aspecto, la elección de Lea Caballero como dibujante resulta acertadísima, no sólo por dominar dicho estilo gráfico, también por ser cultor y amante del manga como lector. Si la apuesta de Planeta resultase exitosa (en términos de ventas, claro), es de esperar que se cumpla otro aspecto característico de la producción industrial de historietas en Japón, como es la extensión de la obra en (varios) tomos más. Por lo pronto, vale la pena echarle una hojeada (y también te recomiendo que escuches lo que Caballero cuenta en el último episodio del podcast colega La Historieta Rebelde, o que compares las páginas de Pulga con las de Gaucho Ángel, historieta de su autoría que publica en el sitio Webcómic Mutante.

Ahora sí, ya estamos listos para enfrentar a Colombia. Ojalá les hayan copado estas recomendaciones. Preparen sus cábalas, tiren papelitos... ¡y vamos Argentina!


jueves, 13 de junio de 2024

Reportaje (con delay) a Chanti

Es así, los tiempos del periodismo cultural amateur son complicados. Quienes visitan y acompañan este humilde sitio saben de sus intermitencias, pero también del esmero y la calidad de los contenidos que se ofrecen. Lo que sigue debió publicarse a fines del año pasado, pero en lugar de esgrimir explicaciones, les introduzco directamente en esta imperdible conversación con un referente ineludible de la historieta actual para pibes, autor de personajes como Mayor y Menor, Cachito y Chorlito, Facu y Café con Leche, Pico Pichón y Yoco Yaca, entre otros tantos. Por supuesto, hablamos de Chanti (Santiago González Riga), quien recibió el premio Banda Dibujada 2023 a la trayectoria, coronando 32 años de carrera y con más de 40 libros publicados. Ésa fue la excusa para poder conversar con él sobre su recorrido como autor, sus personajes, y además preguntarle sobre los proyectos por delante. Sin más preámbulo, con ustedes, Chanti.


ARC: ¿Qué significado tiene para vos recibir este premio y cómo resumirías tantos años de trabajo?

Chanti:
Es un muy lindo reconocimiento, me halaga porque lo han recibido grandes maestros de la historieta y también me hizo ver que llevo un gran recorrido con este trabajo tan lindo y tan apasionante como es la historieta. Porque ya van treinta y dos años que vengo publicando profesionalmente. Veinte años de Mayor y Menor, pero antes de eso, de Facu y Café con Leche y de Pico Pichón, ya hacían doce años que venía publicando en diarios y revistas. Así que, si bien yo soy mucho de mirar siempre para adelante, qué próximo proyecto tengo, qué voy a hacer, y no darme vuelta para ver todo lo que hice, este premio me llevó a acordarme de un montón de cosas. Fue un camino muy largo, no fue fácil, medio complicado. Sobre todo desde el interior, y que fue cambiando mucho. Vos imaginate que cuando yo empecé, el sueño era publicar en una revista o en un diario, y ahora el sueño es publicar libros, porque ya las revistas y diarios desaparecieron. Empecé cuando no había internet, o por lo menos no había en las casas de la gente, y tenía que viajar físicamente en ómnibus a Buenos Aires a buscar trabajo personalmente, llamar por teléfono, coordinar una cita, eran tiempos más complicados. Por eso digo que no fue fácil. ¡Y tanto luché! Yo quería sobre todo publicar en una revista dominical porque lo mío es más la historieta de varios cuadritos que un solo chiste de una viñeta o tira. Mi habilidad o mi talento reside en eso, en hacer una historieta más larga, entonces era muy difícil mostrarlo. Imaginate que antes no había libros, los había de humor gráfico, pero no había libros de historieta como los hay hoy, novelas gráficas. No existían libros de historieta para chicos, salvo los que venían de afuera como Ásterix o Tintín, pero no había posibilidades de que alguien acá sacara libros de historietas. Entonces mi objetivo siempre fue llegar a una revista dominical, y eso llegó hace veinte años, pero yo empecé hace treinta y dos, o sea que estuve doce años luchando por eso. Por supuesto logré esas cosas en esos años, como publicar en Billiken, que por ahí me dejaba desarrollar un poco más y que fueran de más páginas, o sea, de una o más páginas la historieta, incluso en la fundación Vida Silvestre (donde Chanti trabajó once años), nichos más específicos. O sea, si vos no tenías un niño, no conocías esa historieta, tampoco si no estabas en el tema medioambiental, como en el caso de la fundación. Lo mejor para mí en ese momento era una revista dominical, porque la leía toda la familia, llegaba a todo el público. Y eso lo logré después de doce años de estar luchando. Por supuesto también publiqué en suplementos infantiles, donde podía desarrollar más historietas, más que algo tan cortito como una sola viñeta de humor o una tira. Pero fue complicado, me costó llegar, y ahora estoy llegando a lo que siempre quise, que es vivir exclusivamente de la historieta, no tratando de hacer algo parecido al humor gráfico para encajar, sino de la historieta. Yo hice muchísimos dibujos a pedido, trabajé un montón, no me quedé con una sola cosa, que si no me publicaban historieta no hacía nada. Muchísimos dibujos a pedido, convirtiendo temas áridos en temas accesibles para la gente. Porque eso hace la historieta, es un medio muy popular, y trabajé para organismos de gobierno, acá en Mendoza, y también para organismos privados. No te puedo explicar, me cansé de hacer de todo. Por suerte ahora puedo vivir exclusivamente de la historieta.

ARC: Cuando Banda Dibujada surge, aún circulaban revistas escolares con historietas, pero faltaban libros que lo recopilaran para releer y conservar en biblioteca. Ahora se revirtió y abundan las colecciones, aparecen novelitas gráficas interesantes, pero ya no se publican historietas para chicos en publicaciones periódicas físicas. ¿Cómo creés que juega la tecnología en ese proceso? ¿Puede funcionar como vehículo de lectura de historietas de acá en más para los chicos de las nuevas generaciones?

Chanti:
Cuando nosotros empezamos con Banda Dibujada, las historietas infantiles existían solamente en revistas y diarios, en suplementos infantiles. Nosotros bregábamos para que se publicaran en libros para que se pudieran conservar, porque el libro se conserva mucho más que una revista o un diario, pasan cinco años y esa revista desparece, o se pierde o se rompe, son muy pocos los que las coleccionan. En cambio, el libro permanece muchísimo tiempo y lo puede leer mucha más gente, porque puede ir a las bibliotecas, los chicos se lo pueden prestar. Con una revista es más complicado. Entonces lo que faltaba eran libros, después vino todo este proceso (que lo viví) de que fueron desapareciendo las revistas y los diarios, pero porque les ocupó el lugar la tecnología, la gente empezaba a leer todo en pantalla, pero los libros siguen estando presentes, que para mí es increíble que sigan sobreviviendo y la gente y los chicos sigan comprando libros. Yo estoy felíz por eso. Y por eso cuando fueron apareciendo libros de historieta para chicos, con BD empezamos a dar los premios, en las diferentes categorías (para chicos de preescolar, para un poco más grandes, juveniles, premio al mejor guión, al libro de humor, a libros de divulgación sobre historieta, varios rubros). Y entre esos premios está el premio a la trayectoria. Acá aprovecho para aclarar que los premios los damos desde BD pero el jurado no somos nosotros. Convocamos a especialistas y cada año el jurado es diferente. Salvo el premio a la trayectoria, cuyo jurado son todos los miembros que hay de BD. Así podemos participar más objetivamente todos los que somos autores dentro de BD, y que sea un premio más objetivo. Así que hemos vivido todos este cambio, la verdad es que estamos viviendo una época acá en Argentina (a pesar de las crisis) de un gran resurgimiento de la historieta infantil en libros, muy, muy linda. Los chicos están leyendo mucho y en las escuelas se está leyendo mucho. Con respecto a la tecnología y lo que se viene, yo sé que está el libro digital y todo eso, pero todavía no le quita el espacio al libro físico. Hace unos días estuve en una reunión que organizó la editorial Penguin Random House con todos los libreros de Mendoza, y entre las cosas que nos contaban, decían que la proporción de ventas era de un setenta por ciento de libros físicos contra el treinta en digitales. Como que todavía tiene mucha vida el libro físico. En historieta y libros ilustrados, la proporción era incluso menor, es más complicado leer una historieta en un formato digital que leer en formato papel. Los chicos están acostumbrados a las pantallas, pero la historieta se ve chiquita en una tablet o un celular, es medio complicado. Si a mí me cuesta publicar mis historietas, que son varios cuadritos, en Instagram, teniendo que cortar cada cuadrito y dejándole espacios para poder publicarlo, imaginate. Si llego a publicar la página no se lee nada eso. Es un lío estar haciendo zoom y qué sé yo. Yo creo que todavía tiene bastante vida el libro físico, que la gente lo elige bastante y los niños aún eligen la historieta física, creo que la vamos a tener por algunos años más.

ARC: Con respecto a Facu y Café con Leche y a Pico Pichón, tus dos series en La Valijita que se sucedieron y cuyas colecciones en libro ya se completaron, ¿cómo es llegar al final de ese tipo de historietas? ¿Te llegan a aburrir los personaje en algún punto? ¿O se te empiezan a ocurrir más ideas para un nuevo personaje y eso termina ocupando el lugar de lo que venís haciendo? ¿Se llega a extrañar a los personajes cuando ya terminaste una historieta? ¿Cuál es la respuesta del público?

Chanti:
Facu y Café con Leche se publicó durante muchos años, tiene la misma edad casi que Mayor y Menor, fueron diecinueve, porque empezó en el 2004. Y se publicó por más de diez. Lo que pasó fue que sí, me cansé un poco de la serie, de los personajes, me costaba contar algo nuevo sin que se repita. Yo trato de nunca repetir los temas, si te fijás en Facu y Café, cada historieta es distinta, no es que invento una estructura tipo Tom y Jerry y voy repitiendo hasta el hartazgo. Son todas distintas, que es lo que me gustaba a mí cuando era niño que me ofrecieran: una historia donde no sabía qué podía pasar, aunque a los personajes los conociera. No sabía si les iba a ir bien, mal, o qué les iba a pasar a los personajes. Y pasó que para los últimos episodios ya estaba un poco cansado y no sabía qué más ofrecerles a los chicos. Entonces decidí cambiarlo, renovar, y seguir con Pico Pichón. Y en ese momento no tuve tanto problema porque La Valijita era una revista para chicos de preescolar, entonces los que empezaban leyendo Facu y Café con Leche cuando empezó a salir en la revista, ya estaban re grandes, ya no la leían. Era un lector que duraba tres años, como mucho, y después ya leían otra cosa o les compraban otra cosa. Y con Pico Pichón decidí cambiar el tema gatos (porque en Facu y Café salían muchos gatos) por pájaros, pero esta vez sin humanos. Porque la verdad que me gusta mucho más dibujar animales que humanos y me divertía más hacer una historieta así. También tenía una relación con los chicos de preescolar porque eran pichoncitos, es una historieta para que el nene se identifique también, que se quedan solos en el nido cuando la mamá se va, van a una guardería o jardín con una maestra que es una lechuza, varias cosas que tienen una semejanza con el mundo de los chicos chiquitos. Con Pico Pichón no es que me cansé del todo, sino que terminó la revista antes de terminar la serie. Pasaron un par de años y se acabaron las historietas para los libros, para armar el último faltaban un poco menos de la mitad y me puse a hacer episodios nuevos para completarlo. Entonces, no podía estar haciendo desde cero tantas páginas para un próximo libro de Pico Pichón cuando ya mi cabeza estaba en otra cosa, así que decidí darle un cierre. A mí me parece mejor, como autor, hacer algo que me motive, me entusiasme, me incentive, o hacer algo nuevo también, incursionando en diferentes cosas, y no quedarme con algo que funcionó bien, repitiéndolo hasta el cansancio y que pierda la frescura y la gracia original. Prefiero cambiar, y por eso les di el cierre. Me dio un poco de pena cuando hice las últimas de Facu y Café con Leche y de Pico Pichón, pero por lo menos a esos personajes pude darles un cierre. Me molesta muchísimo más cuando me cerraban una revista sin darme tiempo a cerrar la historieta, porque para mí los personajes están vivos, y me parece una falta de respeto a los lectores también, que terminara y no me dejaran cerrarla. Te avisaban de un número para otro, no es que te avisaban “en seis meses vamos a cerrar y te vas a quedar sin trabajo” y entonces te armabas un súper cierre. ¿Qué digo seis meses? ¡Dos meses al menos! O un mes, que en el caso de Pico Pichón era poco porque la revista era mensual, o sea que ya tenías una historieta, te quedaba la última. Pero bueno, en definitiva, se extraña, pero yo me siento mejor como autor incursionando en nuevas cosas, nuevos personajes y seguir incentivado.

ARC: ¿Recordás alguno de esos cierres abruptos (que se pueda contar)?

Chanti:
La primera historieta que publiqué profesionalmente se llamaba “Mate y Bombilla”, era un nene al que le decían Mate y a la lagartija que lo acompañaba le decían Bombilla. Se publicó en el Diario de San Juan desde 1991 hasta 1995. Y ahí es cuando descubrí, sobre todo con un público más masivo, que yo tenía esa habilidad de enganchar a los lectores con mis personajes y mis historias. Encima era una historieta muy regional, de un nene de acá del campo de Cuyo, de una zona árida, que iba a una escuela rural. Y todas las cosas que pasaban eran las cosas que vivimos los que estamos en esta región, por ejemplo, el viento zonda. ¿Pero qué pasó con esta historieta? La venía publicando súper bien, yo estaba recontento, tenía buena respuesta de los lectores (en ese momento con cartas, que nos mandaban desde San Juan). Y resultó que una vuelta, para darle una renovada a la historieta, y justo en época de elecciones (era 1995, la campaña de reelección de Menem), decidí hacer en la historieta una elección. Que el personaje de Bombilla, el acompañante del protagonista, se iba por un tiempo y les daba lugar a otros personajes secundarios para que fueran protagonistas. Yo siempre trato de que entre los personajes no haya ninguno súper bueno ni súper malo, es como que hay variedad. Como los gatos de Facu y Café con Leche, no sabrías cuál elegir. Entonces los personajes (cuatro o cinco, no me acuerdo) hacían su campaña, sus propuestas, sus debates. Y los chicos votaban por correo cuál personaje querían que estuviera en la historieta. Entonces era como enseñarles a los chicos el tema de las elecciones por medio de un juego. Estaban los personajes, que eran muy distintos entre sí, me acuerdo que había una catita que era súper charleta y hablaba hasta por los codos, súper extrovertida y medio versera. Y había un mulo llamado Pesimisto, que era súper parco, súper pesimista y súper directo, y sincero, pero con un pesimismo terrible. La otra era lo opuesto.
Bueno, los chicos se re entusiasmaron, llegaron un montón de cartas, y cuando salen los personajes ganadores (incluso creo que hubo balotaje, también), nos avisan que el próximo suplemento no lo hagamos porque nos cambian por otro suplemento infantil. ¡Vos no sabés la bronca! Pero más bronca por la historia que por el trabajo, porque ahí estaba perdiendo un trabajo, mi primer trabajo de publicar en un diario. Y como me dio tanta pena que los chicos votaron y después les ponen otro suplemento, lo que hice fue una última historieta, le saqué fotocopias, no había redes ni internet (ahora lo colgaría en redes, pero en ese momento la hice por mi cuenta, digamos), donde los personajes se plantean "¿qué pasó?, ¿por qué no estamos en el diario?" Es decir, “nosotros fuimos elegidos”. Pusieron a un perro, era un suplemento bastante trucho, de esos prefabricados que no hay un autor detrás, era una cosa media rara. Entonces, “¿por qué ponen esto, si nosotros ganamos por voto popular?”, y Mate les explicaba que era como un golpe militar. “A esto se le llama golpe. Cuando viene un gobierno de facto y, sin haber sido votado, se erige como el gobierno de un país”, qué sé yo. Entonces los personajes decían “¿pero será que vamos a volver?” Y Mate respondía que si los chicos escribieran al diario, quizás. Y terminaba con el personaje llorando. Esa historieta la hice fotocopias, y a los chicos que más habían escrito se las mandé por correo. Todo pagándolo de mi bolsillo, imaginate. Te cuento esto para que entiendas lo importante que es para mí poder darles un cierre y no que me corten la historieta por la mitad.

ARC:¿Cómo surge la idea de la Saga de los distintos y desde cuándo la fuiste craneando? ¿Siempre la pensaste para ser contada así, como un rompecabezas? ¿Cuándo sale el cuarto volumen, que concluye la historia?

Chanti:
Es una historia que quiero mucho, porque digamos que rompí un poco el molde con lo que venía haciendo. Los otros libros, si te fijás, han sido recopilaciones de cosas que yo he publicado. En todas hay una estructura que se repite y es similar en todas, en cada página hay una resolución. A pesar de que la historia dure más páginas (porque en Mayor y Menor o en las otras series un tema puede durar cuatro páginas), cada página tiene su resolución y la misma estructura de viñetas. La Saga de los Distintos es una historia larga, sin necesidad de poner en cada página una resolución, entonces esta historia larga es lo que ahora le llaman novela gráfica. Las otras historietas están narradas con una estructura, y esta otra SIN una estructura, entonces yo podía poner una página que fuera una viñeta, otra página donde hubiera diez viñetas, una página muda o sin texto, otra donde los personajes hablen mucho, etcétera. Me permitió jugar mucho con eso. Por supuesto que es más complicado de armar, porque cuando yo era adolescente hacía ese tipo de historietas, pero no había hecho algo así desde entonces, cuesta organizarse y cranear todo el libro para que termine justo en esa cantidad de páginas que tenés. Por eso la quiero porque me ayuda a romper, vinculado a lo que te decía, de hacer cosas nuevas como autor y desafiarme también. Y esto surgió porque me convocó Planeta, yo nunca había trabajado con Planeta, pero como ellos vieron que funcionaban tan bien mis libros me convocaron, yo no sabía bien qué querían al principio. Yo llevé un cuaderno con bocetos, creí que querían un libro así, como de humor, o más en el estilo de Mayor y Menor, o de historieta humorística para chicos. Pero me dijeron que no, que querían una novela gráfica. Y yo justo tenía un cuaderno de esos que tengo, donde siempre vuelco alguna idea que se me ocurra al dibujar cualquier cosa. Y una vez, dibujé un zorro con un pez en los brazos, caminando por el bosque. Y el pez le decía “quiero agua”, y el zorro contestaba “bueno, ya te voy a dar un vaso”. Y el pez le decía “no, no, no, quiero más, quiero agua hasta cubrirme por completo”, y el zorro respondía “vaya que tienes sed”. Ese chistecito me quedó dando vueltas: ¿qué pasaría si los animales no se conocieran? Por ejemplo, este zorro nunca ha conocido lo que es un pez. Entonces pensé ¿qué sería si los mamíferos no conocieran lo que son los peces, ni se conocieran con las aves ni los reptiles? E hice un croquis de un mundo con continentes y pensé en que se fueran cruzando de un reino al otro. Entonces cuando me piden la novela gráfica, saco este cuaderno. Y les conté la idea como te la estoy contando a vos ahora, no tenía nada armado. ¡Y les encantó! Ah, y yo le había puesto el título ya. Pensé en hacer una saga de cuatro libros, uno por cada reino. La saga de los diferentes o los distintos. Y compraron la idea ahí nomás, les encantó. Yo, chocho por la confianza, porque nunca había trabajado con ellos, y me encanta este desafío. Y ahora estoy en el último de los libros, lo estoy haciendo bastante atrasado, recién lo estoy empezando, que es el de los peces. Lo que ocurre es que además de la complejidad de la que hablaba, de hacer un libro donde el relato es diferente, y que tenés que contar una historia hasta terminarla, a mí me cuesta mucho hacer un boceto entero, desde la primera página hasta la última. Es como que lo voy creando en el momento. Por ahí sé adónde quiero llegar, pero lo voy creando en el momento. Y a veces me arrepiento y digo “pucha, acá tendría que haber sido contado de esta manera, hubiese quedado distinta”. Y además de esa complejidad, me metí en otra camisa de once varas, que es hacerlo con animales regionales, de nuestra América del sur y sobre todo de Argentina, porque eso es algo que siempre trato de infundir, los animales de Argentina. Porque siempre tienen papeles los animales de África y del hemisferio norte, y los nuestros no se conocen porque no hay casi historias protagonizadas por nuestros animales. Entonces dije “lo voy a hacer con animales de Argentina”, y claro, el primer tomo fue el más fácil, porque a los mamíferos los conozco súper bien, sé cómo dibujarlos y todo. Para el segundo, de reptiles, tuve que empezar a averiguar, porque tampoco conozco tantos para ponerlos en un libro y que hay tantos personajes diferentes. Ya el tercero, conozco sobre aves, pero tenía su complejidad dibujar las aves bien, los pajaritos todos con los colores de sus plumas. Y en el cuarto… de peces no sé nada. O sea, es lo que menos he dibujado, y tuve que comprarme todo el material que había sobre peces, tanto de mar como de río, porque es una historieta de ficción y no pasa nada con mezclar esas cosas, pero tuve que ponerme a investigar, y por internet, y que lleva su proceso. Este es el que más me ha costado y el que menos tenía una idea de cómo iba a ser la historia. Ya la estoy definiendo y ya la tengo más encaminada, pero va. Es una historia que quiero mucho por eso, porque es un gran desafío.

ARC: Hay una búsqueda similar en Quiero ser yo, aunque sea una historieta más corta y los personajes sean criaturas de fantasía. Se percibe en los fondos y en el color.

Chanti:
Es cierto, tiene como la misma libertad de estructura que la Saga de los distintos, porque las dos son novelas gráficas. Precisamente, no tienen estructura. El diseño de cada página se va narrando de acuerdo a lo que necesite. Digamos, una viñeta, diez viñetas, y eso da mucha libertad. Y también nació por pedido de una editorial, Vicens Vives, que me pidió una novela gráfica para chicos y yo la empecé encantado, pero la o las (no recuerdo si eran dos o una) editoras eran muy políticamente correctas, de esas que están pensando todo el tiempo, que son temerosas, como pasa mucho en esta época en que vivimos. Entonces me limitaron varias cosas que tenía la historieta original con respecto al humor o a cosas que pasaban. Y resultó que cuando estaba terminando la novela gráfica, Vicens Vives se va de Argentina, cierra su filial acá y me devuelven la historieta. Me rescindieron el contrato y me dijeron “bueno, hacé lo que quieras con tu historieta”. Y me fui a Comiks Debris, que son unos capos y los quiero mucho, porque son los que me han publicado un montón de historietas que quiero mucho, que son muy divertidas, muy absurdas, a veces políticamente incorrectas en algunas cosas, y ahí me publicaron el libro. Que a pesar de estas limitaciones que tuve con las editoras de Vicens Vives, le tengo mucho cariño porque es una historieta que disfruté hacer, algo muy libre sobre un planeta que no existía, con personajes que no existían, entonces no tuve esa carga que tuve con la saga de poner animales argentinos, que me metí en esa camisa de once varas. (risas) Entonces lo hice mucho más libre, “a ver esta parte, ¿qué tratamiento gráfico le voy a dar? Que sean como montañas verdes, todo verde con ángulos rectos, y ahora en esta parte todo rojo y…” No sé, me dejó jugar con la parte gráfica, mucho. Y también me gusta el tema que trato ahí, porque es el tema de la vocación y de los que no encajan en los roles que te da este mundo. Y me pasó un poco a mí, que me costó encontrar dónde estaba mi lugar, dónde yo podía trabajar haciendo historietas, historietas largas, y sobre todo para chicos. Habla de todo eso el libro, de encontrar lo que uno realmente quiere, de hacer lo que uno realmente ama, también. Porque cuando se convierten, ellos piensan realmente, desde su lógica, qué quieren ser. Pero desde su corazón también. Así que también le tengo un gran cariño a esta historietita, que termina en ese librito.

ARC: Al margen de tu proyección nacional, ya sos un referente del dibujo surgido en Mendoza. ¿Cómo te ha influido Quino, como lector y como dibujante? ¿Has tenido relación con él?

Chanti:
Para mí, por supuesto, fue un grosso, un maestro, un capo del humor, que trascendió fronteras. Yo lo conocí un poco más de grande, digamos, en mi adolescencia empecé a conocer las cosas de Quino. Y era como el modelo a seguir si uno hacía humor gráfico, pero como te contaba, yo siempre me sentí más identificado con la historieta humorística, más que el humor gráfico, si es que se puede así dividir. Para ejemplificarlo bien, yo siempre me sentí más identificado con Fontanarrosa, que hacía una historieta como Inodoro Pereyra, donde el humor podía estar en cualquier viñeta y no necesariamente tenía que haber un remate. A mí me costaban mucho, y me siguen costando, los remates y las cosas cortitas o las viñetas mudas, como hacía Quino entre otras cosas. Él era un maestro en eso, y a mí nunca me salió muy bien, o tengo algunos pocos que le he pegado bien, y ahí nomás. Por eso yo te diré que me influencié más por gente como Fontanarrosa y toda la bandé desineé, la historieta de Francia y Bélgica, cuna de la historieta europea. Porque yo leí de muy chico la revista Spirou, fue la que me voló la cabeza, más que otras historietas que podía leer de acá y de otros lugares, como los norteamericanos. Esa es la que me gustó más porque estaban muy bien dibujadas, muy buenos autores, muy buenos guiones, y uno de mis ídolos es Franquín. Quedé fascinado con las historietas que hacía, lo bien que dibujaba. Entre muchos otros autores que me gustaban, también había historietas de ciencia ficción, como la de Quena y el Sacramus, de Gos. O había una que me encantaba leer cuando era chico, que se llamaba Pobre Lampil, que la hacían Cauvin y Lanvil, ¡que era sobre un historietista! Y se dibujaba él, pero se cambiaba el apellido. Y salía el guionista y todo, entonces cuando lo leía de chico, pensaba “así es la vida de un historietista”. Todo con humor, era un tipo que le salían las cosas mal siempre. Era como mi referente, porque no conocía a nadie acá en Mendoza, no tuve la oportunidad de conocer a ningún dibujante de historietas, Quino no vivía acá en Mendoza, además. Por supuesto que lo conocí personalmente, lo vi varias veces, al principio como un admirador más en alguna feria del libro, y después, ya en el último tiempo con los colegas, en los homenajes que le hacían. He ido, lo he saludado, nunca tuve una relación muy íntima porque no se dio, pero tuve la oportunidad de saludarlo, felicitarlo y decirle lo grande que era y que lo admiraba. Ése es mi contacto con Quino. Muchas veces, por ser de Mendoza me relacionan, y muchos mendocinos me dicen “sos el futuro Quino”, y la verdad es que nunca quise ser como Quino porque, ya ves que no tengo nada que ver en lo que hago. Se puede decir, por ejemplo, que yo tengo una historieta con chicos como él tenía Mafalda, pero Mafalda habla de problemas en general, problemas de la humanidad, problemas de grandes (salvo alguna que otra tira, que habla de cosas de los chicos), temas de grandes puestos en boca de chicos. Y habla de los problemas del mundo, de los poderosos y de los que sufren, de las guerras. Yo en Mayor y Menor hablo de lo chiquito, de lo cotidiano, lo cercano. Y desde el punto de vista de un niño, mis personajes no saben nada de lo que está pasando, ni de la guerra, porque en general los chicos están abstraídos de esos problemas, que son de los grandes. Ése podría ser el punto de contacto más cercano. Y lo otro, Quino hizo mucho humor que trasciende fronteras, lo puede leer cualquiera y se puede sentir identificado en cualquier lugar del mundo. Yo he hecho mucho humor regional, pero no por diferenciarme, eso fue una cuestión natural, con el tema de los animales (ya te contaré cómo surgió en mí las ganas de difundir y promocionar animales argentinos). Entonces tenemos pocos puntos en común, él hacía chistes más cortitos, de una viñeta o página, y a mí lo que me gusta hacer es una historia larga. La mayoría de mi obra es para chicos, y Quino no tenía nada para chicos, salvo Mafalda, que la leen los chicos, pero no la hizo para chicos. Por eso lo veo como muy distinto, pero por supuesto me encantaría llegar adonde él llegó. Pero nunca voy mirando eso, como dice mi libro, yo quiero ser yo, quiero ser Chanti. Cada uno quiero hacer su camino y llegar lo más lejos posible dentro de lo que sabe hacer bien, digamos. Nunca me gustó compararme con nadie, voy pensando en las historietas que quiero hacer y todavía faltan contar. En eso siempre estoy, mirando para adelante.

ARC: ¿Y qué historietas hay en el futuro inmediato para los lectores de Chanti?

Chanti:
Ahora estoy de cabeza con el Mayor y Menor 21 (ya publicado al momento de postear este reportaje) y con la Saga de los distintos 4. Y tengo varios proyectos. Uno a medio hacer, que es un libro para grandes. No porque el tema sea para grandes, sino porque los chicos no salen mucho solos a la montaña, y es un libro sobre eso, las experiencias que he vivido en la montaña. Todas las experiencias de trekking, ascencionismo, andinismo, escalada. Todo lo que te pasa cuando vas a la naturaleza, a la montaña: desde pasar la noche en carpa hasta cruzar un arroyo. Es un libro de reflexiones y humor, más bien humor gráfico, pero desde la vivencia. Son cosas que he ido recopilando en mi cabeza a lo largo de tantos años de salir a la montaña. Soy un amante de la montaña, acá en Mendoza me encanta subir montañas, he sido andinista, ahora hago más trekking pero es un tema que me apasiona. Entonces ahí vuelco todas las experiencias en clave de humor, pero también algunas reflexiones. ¿Y qué más? Tengo cocinándose en mi cabeza otras varias propuestas de novela gráfica, pero están así como verdes. Y tengo estacionadas en cuadernos, ideas para libros más del tipo Criaturas, o de ilustraciones humorísticas, uno que se llama Mundos vivos y otro más de animales, grandes y chicos, que se llama Pequeñas grandes bestias. Por ahora, los títulos son tentativos. Esos están estacionados, cuando puedo hago algún dibujo nuevo, pero los que y están encaminados son Mayor y Menor 21, la Saga de los distintos 4, y el de andinismo lo tengo bastante avanzado.


¡Gracias Chanti por tu tiempo y tu buena onda! Y también a ustedes, lectores de Al Rescate Comics, por seguir ahí desde hace ya ocho años, a pesar de los intervalos. Recuerden que ahora también me encuentran en el sitio Legado de Orfeo, junto varios excelentes colegas. ¡Hasta la próxima nota!


jueves, 14 de marzo de 2024

Los Premios Cinder recargados


Este fin de semana acontece una nueva edición de los Premios Cinder, una movida de difusión cultural historietil en la que les colegas de la prensa dedicada a las viñetas nacionales relevamos y elegimos lo más destacado de la producción anual. Y pesar de la cantidad de páginas dignas de atención con las que me topé durante el año, yo me fui viendo cada vez más imposibilitado de publicar nada al respecto. Los horarios tiranos, la merma del estado de ánimo (¡los tiempos que se viven!), fueron sellando un año difícil en lo personal. Como sea, este año la mesa organizadora se ha mandado un laburo descomunal para doblar la apuesta sumando una jornada más. Dos días para recorrer la feria de editoriales, asistir a charlas con autorxs y editores, y la entrega de los galardones, por supuesto. Acá en este link (https://premioscinder.wordpress.com/nominados-por-ano/nominados-2023-cuarta-edicion-2/) podés conocer a los ternados para esta edición.


Yo andaré por ahí, felíz de comenzar un nuevo año, volver a las andadas y recorrer esos puestos con los libros ternados y las novedades recién salidas de imprenta, escuchando con interés las mesas para difusores que se han armado.
Será, para mí, el puntapié para un nuevo ciclo, de renovado entusiasmo. Tengo notas pendientes, pero también varias cositas en desarrollo, aires de cambio para este pretencioso y solitario blog que tiene ya sus años (¿mudaré de formato acaso?), y en el que persistiré en hablar sobre historietas, por placer y resistencia.

Nos vemos este sábado 16 y domingo 17 de marzo en el Teatro Mandril.






viernes, 15 de septiembre de 2023

Quilmes celebra a sus maestros: nace EMBA Con.


Hace pocos días se llevó a cabo en la ciudad de Quilmes la primera edición de Emba Con, nuevo evento en un contexto de ferias y encuentros comiqueros que se siguen multiplicando, no sólo en la provincia de Buenos Aires, sino a lo largo y ancho de todo el país. Sin embargo, la movida que organizó la Tecnicatura en Ilustración de la Escuela Municipal de Bellas Artes Carlos Morel es sólo otra etapa en un recorrido que viene de más atrás, con la creación de una nueva carrera (justo cuando la escuela llegaba a los ochenta años), de formación específica para dibujantes y maestros de dibujo, precisamente los grandes homenajeados de Emba Con: hasta el miércoles 20 de septiembre puede recorrerse (en el Salón de los espejos de la Casa de la Cultura, Rivadavia 383) la muestra Los Maestros, que reúne a los tres grandes exponentes quilmeños de la historieta nacional: Oswal, Carlos Meglia y Oscar Capristo, quien fuera también ideólogo e impulsor del evento, y que falleció intempestivamente en mayo de este año. Fernando Centurión es la cabeza visible de quienes tomaron la posta y llevaron adelante esta primera edición del flamane festival, y nos cuenta la historia detrás de Emba Con, no sin antes advertir: 
es súper importante rescatar el valor de Oscar en la generación de este espacio inédito, porque podés venir a estudiar (gratis) ilustración como carrera.

El trazo recorrido.


Ya al momento de aprobarse la creación de la EMBA, allá por 1942, se hacía evidente la necesidad de dar mayor importancia al dibujo en función de otras artes. Fernando, actualmente profe de la escuela, narra cómo se fue gestando ese nuevo espacio entre las demás carreras.


- La EMBA tiene danza, música, diseño gráfico, tiene profesorado de artes visuales, tiene cerámica, teatro (por ahí me olvido alguna más), y se incorpora, antes de la pandemia, la Tecnicatura en ilustración, que tiene una historia previa basada en Oswal, que dio historieta durante todos los años en los que estuvo enseñando en la carrera de diseño gráfico. Desde ahí, y desde la escuela Garaycochea en Capital Federal, fue formando gente. Yo estudié con él en Garaycochea y también en Bellas Artes, entonces nos íbamos cruzando. Oscar fue alumno de él, Meglia fue alumno de él, la gente de Cazador fueron alumnos de él, Ángel Mosquito también, y así podemos hacer una lista y terminar en el juego de ver cuánta gente sacó Oswal laburando, toda gente diferente. Un maestro absoluto, un artista bestial, que con el tiempo se va a ir reconociendo cada vez más. Y que fue tan fundacional en Quilmes, generó tantísima gente desde diseño gráfico. Después Oscar, ya enseñando en la EMBA, también en diseño gráfico y en otras carreras, generó un interés y captó a los que estaban interesados dentro de las carreras de diseño y plástica (siempre ocurre que muchos vamos porque nos gusta dibujar historieta, ilustración o cualquier cosa parecida, ahora se suma, ponele, videojuegos). Entonces se anotaban en otras carreras, (que alimentan también lo que hacemos, a mí el profesorado me fascinó, aprendí escultura y cosas así, que me sirven un montón y me encantan), pero se armó un grupo muy grande. Oscar tenía grupos de oyentes, muy grandes, y tan grande es la movida, que se inicia la Tecnicatura en Ilustración. Imaginate que habrá sido bastante difícil, yo no tuve esos detalles (estuve un tiempo alejado), pero generaron una carrera nueva, tan demandada… y en tiempos de pandemia.

EMBA CON 2023

- Lanzada la Tecnicatura, faltaba organizar el evento. ¿Cómo surge Emba Con?

- Durante la pandemia se siguió dando clases, naturalmente con todas las dificultades que ya conocemos, y se continuó articulando y armando. Yo hace dos años estoy enseñando ahí con otro grupo de profesores, entonces a medida que va siendo necesario ocupar las horas específicas de cada una de nuestras especialidades, se busca gente que haya estudiado docencia o pertenecido a la escuela y dar la materia acorde, así me convocan en un momento. Y está en construcción todo esto, lamentablemente a principios de año Oscar fallece, una situación muy repentina… no hay palabras para describir el dolor, porque era formador de muchos de los profes que están ahora, amigo de un montón de gente, amigo personal. No hay palabras, parte del evento es para él, y todo lo que hacemos lo hacemos para él, es así. Y bueno, nosotros ya veníamos planeando la Emba Con, Oscar iba a armar charlas, convocar amigos. Ahora ya no contamos con él, dejamos pasar un tiempito para superar el shock inicial y continuar, y bueno, fue todo saliendo.

Es así que se fueron conformando los equipos (es nuestra primera experiencia gestionando eventos de cultura), y que surge el nombre de Julio Chacón, en aquél momento estudiante quilmeño de diseño gráfico en la UBA, cuyo trabajo práctico final consistió en el diseño de un festival de historieta, lo que calzaba justo con las ideas que se tejían en EMBA.


-Y como estamos en contacto permanente por trabajo y amistad, el diseño queda espectacular y lo presentamos en la escuela, en Cultura, y se hicieron las conexiones más o menos necesarias para desarrollar y hacer progresar un proyecto. Cada persona que se fue involucrando, con más o menos tiempo, ad honorem, le metieron TODO. Y creo que se nota y es lo bueno de este evento de parte de la organización. La búsqueda es que esto sea para la escuela, para la comunidad, aunque suena a palabras que se dicen para cumplir con algo, pero esto es real acá, porque nosotros bancamos totalmente la educación pública y artística, así que la idea es que esto continúe, que se haga todos los años y vayamos puliendo todo.

Esta primera edición de Emba Con ofreció, además de la exposición de originales, tres imperdibles charlas, a cargo de profesionales de primera. Una sobre los inicios en la profesión del dibujante, a cargo de Fabián Gordillo y Néstor Taylor; Rodolfo Mutuverría (sí, el creador de Dibu) habló sobre su trayectoria y la experiencia de trabajar en animación; finalmente Diego Aballay brindó una muy motivadora charla acerca del proceso creativo al producir un libro de historieta.

Apenas doblando la esquina, en la puerta del edificio de la EMBA sobre la calle Sarmiento, se desarrolló la otra pata de Emba Con, la feria de editoriales, fanzines y dibujantes independientes, donde fans y vecinos al paso pudieron encontrar mesas con libros, revistas, estampas, pins, calcos, etc. Por allí se pudo ver dibujando y firmando a Horacio Lalia, Sergio Ibáñez, Seba Cantero, Marcelo Basile, Manuel Loza, Claudio Kappel, entre otros grandes artistas y talentos locales.

Una característica más de Emba Con es el componente de producción nacional, o local, como le quieran decir, intentamos promocionar eso (explica Centurión). La historieta argentina tiene un valor fundamental dentro de la historia de la historieta mundial, y por distintas razones, en nuestro país sufre muchos tropiezos en la producción, difusión y todo lo demás. A pesar de eso, van a ver en las ferias muchas editoriales argentinas, bancándose hace mucho tiempo, produciendo material de una calidad espectacular. Y esa es una de las características, es un evento de historieta nacional. Abierto, tiene que ser algo hecho desde la mano. Podés hacer fan art, hacer tus stickers y venderlos ahí, pero tiene que ser TU fan art. Podés hacer una taza, una remera, lo que vos quieras, pero tiene que ser un diseño o dibujo tuyo, y tiene que haber una producción personal, ese el único requisito de la convención.

Buscamos colaboración en cuanto a ideas, para armar el proyecto bien sólido. Así que esto va a seguir, pueden seguir la cuenta (@embacon.quilmes), porque esto se va a seguir moviendo y activando en cuanto a cosas, tratando de comunicar lo más que podamos. Obviamente la intensidad va a ser dentro del evento, pero vamos a tratar de ir alimentando ese espacio. Como verán, el evento es la culminación de una construcción que llevó un montón de años, ahora hay que sostenerlo y eso depende ya de la comunidad. Si nosotros respondemos bien como comunidad, el evento crece y se mantiene, es nuestro.

Ser dibujante hoy.

Desde hace décadas, Argentina exporta historietistas al mercado internacional, pero la mayor parte de esa producción no llega al público local (aunque hoy es más fácil, lectura digital mediante). Acaso por este desconocimiento, la salida laboral es una de las grandes dudas para quienes terminan el secundario, tienen facilidad o gusto por el dibujo y llegan a la EMBA para inscribirse. Fernando traza un panorama para quienes estén interesades.
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Las posibilidades de trabajar de esto se ampliaron, no es que se acotó. Hay otros problemas: dónde mando mi material, qué es lo que hago, qué es lo que quiero hacer, cómo monetizar eso, ésas son las dificultades. Yo fui de las últimas camadas que íbamos con una carpeta abajo del brazo a una editorial a mostrar algo, y después ver qué hacemos con eso, no porque te lo iban a comprar, sino porque te iban a enganchar con algún guionista, hacías una muestra, después si iba bien seguías con una historia corta y vas creciendo a partir de eso. Ahora es tan amplio, que puede marearse uno en cuanto a posibilidades, pero tiene que pensar qué es lo que quiere hacer, si historieta, ilustración, diseño de personajes. Enfocarse en función a eso y armarse una carpeta. Y para todo eso sirven los talleres, las carreras, sirve hablar con un profesional que te encuentres por ahí en una feria, o mandarle un mensaje a una editorial y preguntarle si tu material es correcto para ellos o te pueden recomendar algo. Es muy importante aprender la parte de comunicación, de preguntar bien, hacer bien las preguntas. Parece una pavada, pero cuando voy a proponer algo, tengo que saber a qué editorial se lo estoy llevando, si puede mi material calzar ahí. Se puede, estoy viendo mucha gente haciendo ilustración laburando en historieta, haciendo de todo, incluyendo las ferias como ingresos, así que hay, el tema es fortalecerlo acá. El punto clave es la falta de conocimiento que hay de parte del público, eso hay que corregirlo todo lo posible. Y es de boca en boca, o desde un sitio de internet, todo suma. Si separamos por edades o por trascendencia a los dibujantes, veo como distintas capas, y todos están en actividad. Y para la gente nueva, tratar de acercarse y preguntar cuando no saben algo, a una escuela, a algún profesor, o si conocés algún artista más o menos receptivo le podés hacer una pregunta siempre respetuosa, o lo que decía, hacer bien las preguntas, cómo hacer mejor las cosas. Eso es lo que va a vender, al final. Aballay dio una charla espectacular, en la que quedó muy claro el concepto de que lo que mejor va a quedar es que vos hagas bien lo que a vos te sale hacer y querés hacer. Podés tener tus influencias, copiar alguna cosa, todos sacamos algo de algún lado, pero tratar de que salga algo personal y que esté bien dibujado.

La historieta nacional se mantiene viva y joven en Quilmes. Nos vemos en el próximo Emba Con.




domingo, 12 de septiembre de 2021

Se entregaron los Premios Cinder


El pasado viernes por la tarde se llevó a cabo la entrega de los Premios Cinder a la producción de historietas en Argentina. Esta primera edición, la que premia las obras que se publicaron a lo largo del caótico 2020, tuvo lugar en la explanada de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, lo que permitió realizar el encuentro cumpliendo los protocolos de distanciamiento y al aire libre, tregua climática mediante.
Los Premios Cinder surgen por iniciativa de la legendaria revista Comiqueando en conjunto con los sitios Ouroboro´s World y Nueve Paneles, y el jurado lo integramos entre sesenta divulgador@s de historieta a lo largo del país, que nos damos el gusto de votar y recomendar lo que más nos entusiasma entre aquellas obras y autores que se publican en Argentina a lo largo del año. Ojalá que los Cinder sirvan para acercar estas obras a nuevos lectores. Sin más preámbulos, aquí va la lista de ganadores en cada terna:



Mejor Obra para Público Adulto: El Humano, de Diego Agrimbau (guión) y Lucas Varela (dibujo). Editado por Hotel de las ideas.

Mejor Obra para Público Infantil y Juvenil: Escuela De Monstruos Vol.11, de El Bruno. Editorial Pictus.

Mejor Obra de Humor Gráfico: La Caja Vol.2, de Esteban Podetti. Editado por Historieteca.

Mejor Guionista: Mauro Mantella (Monarch).

Mejor Dibujante: Kundo Krunch (El último recurso. Un cuento de navidad).

Mejor Artista Integral: Quique Alcatena (Dr. Paradox).

Mejor Portada: Mega, de Salvador Sanz. Editado por Ovni Press.

Mejor Comic Digital: Monarch, de Mauro Mantella y Martín Túnica (Stonebot Comics).

Mejor Rescate Editorial: Nadie (El Misterio De Fu Manchú), de Carlos Trillo (guión) y Alberto Breccia (dibujo), publicado por Doedytores.

Mejor Edición Argentina de Material Extranjero: Los Pitufos Vol.1, de Peyo, publicado por Merci Editorial.

Mejor Antología: Hoy, publicada por Zinerama.

Mejor Editorial: Hotel De Las Ideas.

También se otorgó un reconocimiento a la labor de divulgación realizada por AHIRA (Archivo Histórico de Revistas Argentinas), otro a Carlos Abraham por su libro Las Historietas Argentinas de Ciencia-Ficción y a Aldo Pravia por su libro Hugo Pratt: El Tano.


Los Premios Cinder, además, inauguraron su Salón de la Fama, con seis leyendas de la historieta y el humor gráfico de la talla de Alberto Breccia, Dante Quinterno, Martha Barnes, Héctor Germán Oesterheld, Robin Wood y Quino, nada menos.

Con la conducción de Javier Paredes y Lucy Loles, que le pusieron onda a un viento que a media tarde ya soplaba fresco, los ganadores que se acercaban al frente a recibir su premio expresaron todos palabras emocionadas y sentidas, de alegría por el reconocimiento al esfuerzo realizado, como fue el caso de El Bruno, Salvador Sanz, Mauro Mantella o el propio Quique Alcatena.

También hubo un ambiente alegre entre los asistentes por el encuentro en sí, tanto en el contacto entre los artistas como entre los miembros del jurado que pudimos asistir. La vuelta incipiente a los encuentros.

Hasta que surja el próximo, nos irá bien leyendo cualquiera de estas obras ganadoras, al tiempo que vamos prestando atención a los lanzamientos de este 2021. Ya están saliendo a la calle algunos lindos libros candidatos para la próxima edición de los Premios Cinder. Atención a este sitio, porque a la brevedad se reseñarán aquí algunos de ellos.


¡Hasta entonces!