miércoles, 4 de septiembre de 2024

Fronteras y horizontes

A 67 años del lanzamiento de Hora Cero semanal, desde cuyas páginas Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López dieron vida a Juan Salvo, hombre "común" destinado a convertirse en Eternauta, pienso y elaboro algunas consideraciones.
La efeméride que da origen a la ley 26.652, sancionada en el año del Bicentenario y por la cual ayer se ha vuelto a celebrar el Día de la Historieta Nacional, funde dos de las mayores aventuras emprendidas por Oesterheld, una editorial (el proyecto Frontera) y la otra ficcional (la saga del Eternauta). 

Sobre la segunda, hay mucho escrito y hablado, ya (y seguirá habiendo, en cuanto se estrene la versión audiovisual, a través de la famosa plataforma de cine y series). Acerca de la primera, cabe mencionar que duró apenas cuatro años, hasta 1961. Frontera pasó de un promisorio éxito a un abrupto fracaso. El guionista estaba en un gran momento creativo, escribiendo no sólo El Eternauta, sino TODAS las historietas del proyecto (Joe Zonda, Randall The Killer, Ticonderoga, Ernie Pike, Rolo el marciano adoptivo). Pero no logró equilibrar lo creativo con lo administrativo, y las deudas contraídas con la imprenta (que lo engañaba, luego lo supo) hicieron que su plantel de dibujantes estrella lo fuera abandonando, para finalmente tener que cederle todos los títulos a la Editorial Ramírez.

Cuando Carlos Trillo y Guillermo Saccomano le preguntan, en 1975, si alguna vez dejó de creer en la historieta, no disimula ni intenta romantizar aquel amargo trago: "Como todo el mundo, cuando las cosas van mal. Fue por el final de Hora Cero. La editorial se fue quedando sin dibujantes y el mismo guionista, que era yo, andaba mal. En esa época yo, si no había dejado de creer, le andaba cerca. Toda la venida en banda fue una cosa ingrata, triste, con conflictos domésticos y caída de status."

Pero el trance pasaría y casi de inmediato (en 1962, de nuevo en editorial Abril, de donde se había ido precisamente) llegará Mort Cinder, aquella obra maestra que alumbró en tándem con un Alberto Breccia en llamas. Pero esa ya es otra historia. Sobre lo que quiero reflexionar, es acerca de la influencia que Frontera tuvo (a pesar del quebranto comercial) sobre sus jóvenes lectores, que estuvieron atentos cuando el autor los interpeló con aquello de "defendamos la historieta" y que se extendió más aún en el tiempo, hasta hoy. Paso a explicarme.
Poco más de veinte años después, en 1978, Juan Sasturain trabajaba en el diario Clarín. Tras haber sido amenazado por la Triple A cinco años antes, no había vuelto a firmar una nota en medio alguno. Pero ese texto que había publicado en el suplemento Clarín Cultura y Nación lo llenaba de un orgullo especial, y el tipo se animó a asomar de nuevo la cabeza, estampándole nomás la firma. Era la primera vez que alguien escribía sobre Oesterheld en un suplemento cultural. El periodista, docente y escritor, se hallaba en plena reivindicación de la historieta como objeto de estudio académico, discutiendo los conceptos tradicionales de cultura y literatura imperantes en esos años. Sasturain ponía la obra de HGO como ejemplo de excelencia narrativa en historieta, habiéndose reencontrado con la misma en los kioscos a través de las revistas de la escudería Récord, tras varios años alejado de aquellas lecturas juveniles. Oesterheld había pegado el salto desde  Columba a Récord poco tiempo atrás, en el ´75. 

Lo que Sasturain ignoraba era que, para el momento en que él le dedicaba su artículo en Clarín, su escritor favorito ya había sido secuestrado y asesinado por la dictadura, al igual que sus cuatro hijas. 
La nota se tituló El Eternauta, y en el último párrafo, Sasturain afirmaba que para entonces HGO residía en Europa. La información que él tenía (recibida de buena fe por Horacio Altuna, que había trabajado junto al guionista para Columba, dibujando Kabul de Bengala), era que los milicos lo habían liberado tras detenerlo, a condición de que abandonara el país. Una semana después de aquella nota en el suplemento, Juan Sasturain recibió en la redacción de Clarín el llamado de Elsa Sánchez, esposa de Oesterheld y madre de sus hijas, que lo había leído y anhelaba confirmar el equívoco paradero de su esposo Héctor. Pocos días antes, los militares le entregaron con vida a su pequeño nieto.

¿Y adónde quiero llegar con todo esto? Me cuesta formularlo, pero tiene que ver con la resiliencia. 
Nunca vi a la Historieta Argentina tan viva como hoy, 67 años después de la Hora Cero. Además de haber visto parva de posteos alusivos a la fecha y bocha de pin ups con personajes de todas las épocas, pienso en las aventuras editoriales que vi surgir desde que me asomé a una viñeta por primera vez. En los autores que vi evolucionar y los catálogos que se fueron armando y consolidando. La voluntad de la cultura argentina es inquebrantable. Las aventuras editoriales fundadas en la honestidad intelectual y el respeto al lector, perduran. Ayer fanzines, hoy novelas gráficas o tomos integrales. Muchos habrán pasado instancias jodidas como fue Frontera para Oesterheld. Ciclos neoliberales, pandemias, inflaciones. Ni hablar del terror, las desapariciones y los secuestros. Y sin embargo, los lectores atentos no olvidan. Acompañan y ponen las cosas en su lugar.

Muchos no se acordarán o no lo vivieron (yo no pude ir, de hecho), pero en 2005 hubo un festival mítico en Morón, que se llamó (adivinaste) Frontera, organizado por los pibes de La Productora, después de la implosión de la Asociacón de Historietistas Independientes (A.H.I.), cuando los años noventa se estrellaban irremediablemente contra el nuevo siglo. Este fin de semana, en Adrogué, se larga la primera edición del Festival Argentino de Historieta (FAH), impulsado por el municipio de Almirante Brown, la comisión de historieta de la Cámara Argentina del Libro y el medio especializado Genux TV. El cronograma de actividades y la grilla de artistas y editoriales involucradas son verdaderamente promisorias. Sólo falta que el público lector acompañe (a mí, cuéntenme). Todo indica que "el héroe colectivo" se manifestará. ¿Será posible?

En fin, lo que empecé como un intento de nota sobre el Día de la Historieta Argentina se me fue para cualquier lado (vos lo leíste en un pedo, pero a mí me llevó algunas horas). De lo que no me quiero olvidar, es de mencionar que hace un par de semanas supimos sobre la bochornosa visita de un grupo de legisladores de La Libertad Avanza al penal en el que cumplen condena genocidas condenados en democracia, con el objeto de recibir por parte de los mismos un proyecto de ley que les permita ser beneficiados. Al Rescate Cómics repudia dicha maniobra, al igual que el desmantelamiento del organismo estatal encargado de propiciar la búsqueda de niños y niñas apropiados por la dictadura cívico-eclesiástico-militar. Desde acá, por supuesto, seguiremos preguntando:


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