sábado, 13 de julio de 2024

Tiren papelitos

 "¿Vió que mañana es la final de la Copa América?", diría Clemente. Para ir palpitando el partido y alentar a la Scaloneta, hoy les traigo este repaso por tres golazos de la historieta albiceleste. 

Se convirtieron en héroes (2014)

¿Cuándo fue que la hinchada argentina volvió a ilusionarse? Luego de varias generaciones de sueños rotos (la última vez que Argentina levantó la Copa del Mundo había sido en 1986), el equipo conducido por Alejandro Sabella (con Messi, Mascherano y Di María, al frente), fue poniendo baldosas celestes y blancas a un camino al que no le faltaron obstáculos difíciles de gambetear, pero que con el tiempo nos llevaría de nuevo a la gloria. Brasil 2014 fue el mundial en el que la copa se nos escapó por muy poco, pero también ese en el que "Masche" selló el destino de nuestro arquero, Sergio "Chiquito" Romero, con una frase que se nos hizo imborrable, el resto es historia. Se convirtieron en héroes nomás, y pocos meses después la editorial Común tituló así un bello y apaisado volumen en el que se recopilan las crónicas ilustradas que Liniers realizó a lo largo del campeonato junto al periodista Daniel Arcucci para el suplemento deportivo del diario La Nación. Si bien no se trata de una historieta en sentido estricto, el libro atesora y capta a través sus breves textos y coloridas viñetas, día por día, todo lo que pasó dentro y fuera del campo de juego. Liniers logra retratar, con su inconfundible y macanudo sello personal, todo el abanico de aspectos extra futbolísticos que hacen a la experiencia mundialista (las cábalas, los goles con delay, la hichada copando la ciudad anfitriona, los looks de los jugadores y hasta las "mordidas" de la FIFA). El resultado son instantáneas dibujadas de una de las pasiones argentinas más intensas, logrando la risa incluso a partir de esos momentos en los que todo hincha sufre irremediablemente. Este libro tiene, además, el valor de ser acaso el único testimonio dibujado de aquella gesta y no haber sido concebido desde el exitismo, ese terrible lado B de la patria futbolera (si lo sabrá el propio Messi, que tantas patadas mediáticas se comió, y hasta amagó con dejar la Selección un par de años después). Por todas estas razones, vale la pena tener este libro en tu biblioteca.

Quiero ser campeón mundial (2023)

En 2018 comienza a escribirse la historia de la Scaloneta. Tras la salida de Jorge Sampaoli como DT, Lionel Scaloni, quien llega a la AFA como su colaborador, es designado DT interino (previo paso por el Sub 20, con el que se coronó campeón ese mismo año). La Copa América 2019 es el primer gran desafío, pero Argentina pierde la semifinal ante Brasil y queda en el tercer puesto. El 2020 castigará al mundo entero con su peste maldita, y entre la tristeza y desazón general, a la Argentina le tocará llorar a su ídolo máximo, nada menos que Diego Armando Maradona, el 10 (y también a Sabella, poco después). Pero al año siguiente, comienza un nuevo capítulo. Argentina gana la Copa América, y la Scaloneta nos regala el primer desahogo colectivo, ganándole a Brasil en el mismísimo estadio Maracaná. Quiero ser campeón mundial, decía uno de los versos del mantra popular que resonó en cada esquina, a toda hora, desde el momento en que, ya en Qatar 2022, el sueño estaba nuevamente al alcance de la mano, para finalmente cumplirse y materializarse en un festejo multitudinario, con epicentro en la Avenida 9 de julio. Por eso, así se tituló la historieta que publicaría la editorial Ovni Press apenas un par de meses después del histórico triunfo. Luciano Saracino y Matts oficiaron como DT y ayudante de campo en cuanto a guión, mientras que la faz gráfica la ejerció un plantel de dibujantes tan sólido como variopinto: Nico Di Mattía en la portada, y páginas interiores a cargo de Franco Viglino, Carlos Barocelli, Max Aguirre, Ariel Olivetti, Aleta Vidal, Tute, Jok, Paula Andrade, El Bruno y muchos otros cracks del dibujo argentino.
A través de la historia de Malena, su papá y su abuelo, revivimos el mundial partido a partido, desde los ojos de una niña y su primer contagio de "mundialitis". Y aquí también lo extra futbolístico nos evita la mera crónica de datos: juegan los memes, las figuritas, las cábalas, los panelistas de televisión que patearon en contra, etc. Apuesta atípica para el catálogo de la editorial, vinculada históricamente a la publicación de licencias (Marvel, DC, Dark Horse y también manga), sin lugar a dudas "priemereó" antes de que el boom editorial en torno a la Scaloneta (y a Messi en particular) deviniera en máquina de chorizos, publicando 120 páginas de factura impecable y dignas de exportación (con póster de Alejandro Burdisio incluido para los ejemplares de pre-venta). Y si la analogía entre plantel de futbolistas y plantel de dibujantes te parece forzada, cabe mencionar que varios de los artistas que intervienen publican en el exterior y casi no han "jugado" para el público lector local. Como es sabido, además de futbolistas, Argentina exporta profesionales del dibujo, de alto nivel y rendimiento.

Pulga (2024)

Y llegamos así a un lanzamiento más que reciente, publicado el mes pasado por la editorial Planeta. Desde ya, Pulga no es otra cosa que la historieta de Lionel Messi, pero lo que distingue a esta obra es el hecho de que, más que historieta, estamos ante un manga. A ver, ¿cómo es eso? El personaje es el capitán la Selección nacional de fútbol; los autores son argentinos (otra vez Saracino en guión, con dibujos de Lea Caballero); fue producido y publicado en Argentina. Sí, todo eso es correcto. Pero está hecho "a la japonesa". Atentos al enorme auge del manga, a nivel mundial y particularmente entre lectores argentinos, la división local del Grupo Planeta (jugador multinacional, es uno de los grandes "pulpos" que copan el concentrado mercado editorial) decidió apostar fuerte y publicar el primer manga argentino concebido como tal. ¿Qué quiero decir con esto?  Que para ello puso particular cuidado en que una serie de aspectos relacionados a la creación y la producción sean análogos a la manera en que se hacen historietas en Japón. Por empezar, estamos ante un manga "shonen", término que alude a la demografía a la que está dirigido. Aunque no excluya a ningún potencial lector, hay una segmentación orientativa (pibes varones de entre 8 y 13 años aproximadamente), que es la manera en que las grandes editoras japonesas  piensan sus productos. También se lo puede considerar un manga "spokon", categoría en la que se inscriben las historias relacionadas con deportes. En cuanto al libro físico, hay otros tres aspectos que lo emparentan con la típica historieta japonesa: su tamaño, la cantidad de páginas y la orientación de lectura. Pulga trascurre a lo largo de 224 páginas de 23 x 15 centímetros, y se lee "en espejo". Y por supuesto, desde lo visual, hablamos de caras, líneas cinéticas y sombreados a trama de riguroso blanco y negro. En este aspecto, la elección de Lea Caballero como dibujante resulta acertadísima, no sólo por dominar dicho estilo gráfico, también por ser cultor y amante del manga como lector. Si la apuesta de Planeta resultase exitosa (en términos de ventas, claro), es de esperar que se cumpla otro aspecto característico de la producción industrial de historietas en Japón, como es la extensión de la obra en (varios) tomos más. Por lo pronto, vale la pena echarle una hojeada (y también te recomiendo que escuches lo que Caballero cuenta en el último episodio del podcast colega La Historieta Rebelde, o que compares las páginas de Pulga con las de Gaucho Ángel, historieta de su autoría que publica en el sitio Webcómic Mutante.

Ahora sí, ya estamos listos para enfrentar a Colombia. Ojalá les hayan copado estas recomendaciones. Preparen sus cábalas, tiren papelitos... ¡y vamos Argentina!


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