jueves, 13 de junio de 2024

Reportaje (con delay) a Chanti

Es así, los tiempos del periodismo cultural amateur son complicados. Quienes visitan y acompañan este humilde sitio saben de sus intermitencias, pero también del esmero y la calidad de los contenidos que se ofrecen. Lo que sigue debió publicarse a fines del año pasado, pero en lugar de esgrimir explicaciones, les introduzco directamente en esta imperdible conversación con un referente ineludible de la historieta actual para pibes, autor de personajes como Mayor y Menor, Cachito y Chorlito, Facu y Café con Leche, Pico Pichón y Yoco Yaca, entre otros tantos. Por supuesto, hablamos de Chanti (Santiago González Riga), quien recibió el premio Banda Dibujada 2023 a la trayectoria, coronando 32 años de carrera y con más de 40 libros publicados. Ésa fue la excusa para poder conversar con él sobre su recorrido como autor, sus personajes, y además preguntarle sobre los proyectos por delante. Sin más preámbulo, con ustedes, Chanti.


ARC: ¿Qué significado tiene para vos recibir este premio y cómo resumirías tantos años de trabajo?

Chanti:
Es un muy lindo reconocimiento, me halaga porque lo han recibido grandes maestros de la historieta y también me hizo ver que llevo un gran recorrido con este trabajo tan lindo y tan apasionante como es la historieta. Porque ya van treinta y dos años que vengo publicando profesionalmente. Veinte años de Mayor y Menor, pero antes de eso, de Facu y Café con Leche y de Pico Pichón, ya hacían doce años que venía publicando en diarios y revistas. Así que, si bien yo soy mucho de mirar siempre para adelante, qué próximo proyecto tengo, qué voy a hacer, y no darme vuelta para ver todo lo que hice, este premio me llevó a acordarme de un montón de cosas. Fue un camino muy largo, no fue fácil, medio complicado. Sobre todo desde el interior, y que fue cambiando mucho. Vos imaginate que cuando yo empecé, el sueño era publicar en una revista o en un diario, y ahora el sueño es publicar libros, porque ya las revistas y diarios desaparecieron. Empecé cuando no había internet, o por lo menos no había en las casas de la gente, y tenía que viajar físicamente en ómnibus a Buenos Aires a buscar trabajo personalmente, llamar por teléfono, coordinar una cita, eran tiempos más complicados. Por eso digo que no fue fácil. ¡Y tanto luché! Yo quería sobre todo publicar en una revista dominical porque lo mío es más la historieta de varios cuadritos que un solo chiste de una viñeta o tira. Mi habilidad o mi talento reside en eso, en hacer una historieta más larga, entonces era muy difícil mostrarlo. Imaginate que antes no había libros, los había de humor gráfico, pero no había libros de historieta como los hay hoy, novelas gráficas. No existían libros de historieta para chicos, salvo los que venían de afuera como Ásterix o Tintín, pero no había posibilidades de que alguien acá sacara libros de historietas. Entonces mi objetivo siempre fue llegar a una revista dominical, y eso llegó hace veinte años, pero yo empecé hace treinta y dos, o sea que estuve doce años luchando por eso. Por supuesto logré esas cosas en esos años, como publicar en Billiken, que por ahí me dejaba desarrollar un poco más y que fueran de más páginas, o sea, de una o más páginas la historieta, incluso en la fundación Vida Silvestre (donde Chanti trabajó once años), nichos más específicos. O sea, si vos no tenías un niño, no conocías esa historieta, tampoco si no estabas en el tema medioambiental, como en el caso de la fundación. Lo mejor para mí en ese momento era una revista dominical, porque la leía toda la familia, llegaba a todo el público. Y eso lo logré después de doce años de estar luchando. Por supuesto también publiqué en suplementos infantiles, donde podía desarrollar más historietas, más que algo tan cortito como una sola viñeta de humor o una tira. Pero fue complicado, me costó llegar, y ahora estoy llegando a lo que siempre quise, que es vivir exclusivamente de la historieta, no tratando de hacer algo parecido al humor gráfico para encajar, sino de la historieta. Yo hice muchísimos dibujos a pedido, trabajé un montón, no me quedé con una sola cosa, que si no me publicaban historieta no hacía nada. Muchísimos dibujos a pedido, convirtiendo temas áridos en temas accesibles para la gente. Porque eso hace la historieta, es un medio muy popular, y trabajé para organismos de gobierno, acá en Mendoza, y también para organismos privados. No te puedo explicar, me cansé de hacer de todo. Por suerte ahora puedo vivir exclusivamente de la historieta.

ARC: Cuando Banda Dibujada surge, aún circulaban revistas escolares con historietas, pero faltaban libros que lo recopilaran para releer y conservar en biblioteca. Ahora se revirtió y abundan las colecciones, aparecen novelitas gráficas interesantes, pero ya no se publican historietas para chicos en publicaciones periódicas físicas. ¿Cómo creés que juega la tecnología en ese proceso? ¿Puede funcionar como vehículo de lectura de historietas de acá en más para los chicos de las nuevas generaciones?

Chanti:
Cuando nosotros empezamos con Banda Dibujada, las historietas infantiles existían solamente en revistas y diarios, en suplementos infantiles. Nosotros bregábamos para que se publicaran en libros para que se pudieran conservar, porque el libro se conserva mucho más que una revista o un diario, pasan cinco años y esa revista desparece, o se pierde o se rompe, son muy pocos los que las coleccionan. En cambio, el libro permanece muchísimo tiempo y lo puede leer mucha más gente, porque puede ir a las bibliotecas, los chicos se lo pueden prestar. Con una revista es más complicado. Entonces lo que faltaba eran libros, después vino todo este proceso (que lo viví) de que fueron desapareciendo las revistas y los diarios, pero porque les ocupó el lugar la tecnología, la gente empezaba a leer todo en pantalla, pero los libros siguen estando presentes, que para mí es increíble que sigan sobreviviendo y la gente y los chicos sigan comprando libros. Yo estoy felíz por eso. Y por eso cuando fueron apareciendo libros de historieta para chicos, con BD empezamos a dar los premios, en las diferentes categorías (para chicos de preescolar, para un poco más grandes, juveniles, premio al mejor guión, al libro de humor, a libros de divulgación sobre historieta, varios rubros). Y entre esos premios está el premio a la trayectoria. Acá aprovecho para aclarar que los premios los damos desde BD pero el jurado no somos nosotros. Convocamos a especialistas y cada año el jurado es diferente. Salvo el premio a la trayectoria, cuyo jurado son todos los miembros que hay de BD. Así podemos participar más objetivamente todos los que somos autores dentro de BD, y que sea un premio más objetivo. Así que hemos vivido todos este cambio, la verdad es que estamos viviendo una época acá en Argentina (a pesar de las crisis) de un gran resurgimiento de la historieta infantil en libros, muy, muy linda. Los chicos están leyendo mucho y en las escuelas se está leyendo mucho. Con respecto a la tecnología y lo que se viene, yo sé que está el libro digital y todo eso, pero todavía no le quita el espacio al libro físico. Hace unos días estuve en una reunión que organizó la editorial Penguin Random House con todos los libreros de Mendoza, y entre las cosas que nos contaban, decían que la proporción de ventas era de un setenta por ciento de libros físicos contra el treinta en digitales. Como que todavía tiene mucha vida el libro físico. En historieta y libros ilustrados, la proporción era incluso menor, es más complicado leer una historieta en un formato digital que leer en formato papel. Los chicos están acostumbrados a las pantallas, pero la historieta se ve chiquita en una tablet o un celular, es medio complicado. Si a mí me cuesta publicar mis historietas, que son varios cuadritos, en Instagram, teniendo que cortar cada cuadrito y dejándole espacios para poder publicarlo, imaginate. Si llego a publicar la página no se lee nada eso. Es un lío estar haciendo zoom y qué sé yo. Yo creo que todavía tiene bastante vida el libro físico, que la gente lo elige bastante y los niños aún eligen la historieta física, creo que la vamos a tener por algunos años más.

ARC: Con respecto a Facu y Café con Leche y a Pico Pichón, tus dos series en La Valijita que se sucedieron y cuyas colecciones en libro ya se completaron, ¿cómo es llegar al final de ese tipo de historietas? ¿Te llegan a aburrir los personaje en algún punto? ¿O se te empiezan a ocurrir más ideas para un nuevo personaje y eso termina ocupando el lugar de lo que venís haciendo? ¿Se llega a extrañar a los personajes cuando ya terminaste una historieta? ¿Cuál es la respuesta del público?

Chanti:
Facu y Café con Leche se publicó durante muchos años, tiene la misma edad casi que Mayor y Menor, fueron diecinueve, porque empezó en el 2004. Y se publicó por más de diez. Lo que pasó fue que sí, me cansé un poco de la serie, de los personajes, me costaba contar algo nuevo sin que se repita. Yo trato de nunca repetir los temas, si te fijás en Facu y Café, cada historieta es distinta, no es que invento una estructura tipo Tom y Jerry y voy repitiendo hasta el hartazgo. Son todas distintas, que es lo que me gustaba a mí cuando era niño que me ofrecieran: una historia donde no sabía qué podía pasar, aunque a los personajes los conociera. No sabía si les iba a ir bien, mal, o qué les iba a pasar a los personajes. Y pasó que para los últimos episodios ya estaba un poco cansado y no sabía qué más ofrecerles a los chicos. Entonces decidí cambiarlo, renovar, y seguir con Pico Pichón. Y en ese momento no tuve tanto problema porque La Valijita era una revista para chicos de preescolar, entonces los que empezaban leyendo Facu y Café con Leche cuando empezó a salir en la revista, ya estaban re grandes, ya no la leían. Era un lector que duraba tres años, como mucho, y después ya leían otra cosa o les compraban otra cosa. Y con Pico Pichón decidí cambiar el tema gatos (porque en Facu y Café salían muchos gatos) por pájaros, pero esta vez sin humanos. Porque la verdad que me gusta mucho más dibujar animales que humanos y me divertía más hacer una historieta así. También tenía una relación con los chicos de preescolar porque eran pichoncitos, es una historieta para que el nene se identifique también, que se quedan solos en el nido cuando la mamá se va, van a una guardería o jardín con una maestra que es una lechuza, varias cosas que tienen una semejanza con el mundo de los chicos chiquitos. Con Pico Pichón no es que me cansé del todo, sino que terminó la revista antes de terminar la serie. Pasaron un par de años y se acabaron las historietas para los libros, para armar el último faltaban un poco menos de la mitad y me puse a hacer episodios nuevos para completarlo. Entonces, no podía estar haciendo desde cero tantas páginas para un próximo libro de Pico Pichón cuando ya mi cabeza estaba en otra cosa, así que decidí darle un cierre. A mí me parece mejor, como autor, hacer algo que me motive, me entusiasme, me incentive, o hacer algo nuevo también, incursionando en diferentes cosas, y no quedarme con algo que funcionó bien, repitiéndolo hasta el cansancio y que pierda la frescura y la gracia original. Prefiero cambiar, y por eso les di el cierre. Me dio un poco de pena cuando hice las últimas de Facu y Café con Leche y de Pico Pichón, pero por lo menos a esos personajes pude darles un cierre. Me molesta muchísimo más cuando me cerraban una revista sin darme tiempo a cerrar la historieta, porque para mí los personajes están vivos, y me parece una falta de respeto a los lectores también, que terminara y no me dejaran cerrarla. Te avisaban de un número para otro, no es que te avisaban “en seis meses vamos a cerrar y te vas a quedar sin trabajo” y entonces te armabas un súper cierre. ¿Qué digo seis meses? ¡Dos meses al menos! O un mes, que en el caso de Pico Pichón era poco porque la revista era mensual, o sea que ya tenías una historieta, te quedaba la última. Pero bueno, en definitiva, se extraña, pero yo me siento mejor como autor incursionando en nuevas cosas, nuevos personajes y seguir incentivado.

ARC: ¿Recordás alguno de esos cierres abruptos (que se pueda contar)?

Chanti:
La primera historieta que publiqué profesionalmente se llamaba “Mate y Bombilla”, era un nene al que le decían Mate y a la lagartija que lo acompañaba le decían Bombilla. Se publicó en el Diario de San Juan desde 1991 hasta 1995. Y ahí es cuando descubrí, sobre todo con un público más masivo, que yo tenía esa habilidad de enganchar a los lectores con mis personajes y mis historias. Encima era una historieta muy regional, de un nene de acá del campo de Cuyo, de una zona árida, que iba a una escuela rural. Y todas las cosas que pasaban eran las cosas que vivimos los que estamos en esta región, por ejemplo, el viento zonda. ¿Pero qué pasó con esta historieta? La venía publicando súper bien, yo estaba recontento, tenía buena respuesta de los lectores (en ese momento con cartas, que nos mandaban desde San Juan). Y resultó que una vuelta, para darle una renovada a la historieta, y justo en época de elecciones (era 1995, la campaña de reelección de Menem), decidí hacer en la historieta una elección. Que el personaje de Bombilla, el acompañante del protagonista, se iba por un tiempo y les daba lugar a otros personajes secundarios para que fueran protagonistas. Yo siempre trato de que entre los personajes no haya ninguno súper bueno ni súper malo, es como que hay variedad. Como los gatos de Facu y Café con Leche, no sabrías cuál elegir. Entonces los personajes (cuatro o cinco, no me acuerdo) hacían su campaña, sus propuestas, sus debates. Y los chicos votaban por correo cuál personaje querían que estuviera en la historieta. Entonces era como enseñarles a los chicos el tema de las elecciones por medio de un juego. Estaban los personajes, que eran muy distintos entre sí, me acuerdo que había una catita que era súper charleta y hablaba hasta por los codos, súper extrovertida y medio versera. Y había un mulo llamado Pesimisto, que era súper parco, súper pesimista y súper directo, y sincero, pero con un pesimismo terrible. La otra era lo opuesto.
Bueno, los chicos se re entusiasmaron, llegaron un montón de cartas, y cuando salen los personajes ganadores (incluso creo que hubo balotaje, también), nos avisan que el próximo suplemento no lo hagamos porque nos cambian por otro suplemento infantil. ¡Vos no sabés la bronca! Pero más bronca por la historia que por el trabajo, porque ahí estaba perdiendo un trabajo, mi primer trabajo de publicar en un diario. Y como me dio tanta pena que los chicos votaron y después les ponen otro suplemento, lo que hice fue una última historieta, le saqué fotocopias, no había redes ni internet (ahora lo colgaría en redes, pero en ese momento la hice por mi cuenta, digamos), donde los personajes se plantean "¿qué pasó?, ¿por qué no estamos en el diario?" Es decir, “nosotros fuimos elegidos”. Pusieron a un perro, era un suplemento bastante trucho, de esos prefabricados que no hay un autor detrás, era una cosa media rara. Entonces, “¿por qué ponen esto, si nosotros ganamos por voto popular?”, y Mate les explicaba que era como un golpe militar. “A esto se le llama golpe. Cuando viene un gobierno de facto y, sin haber sido votado, se erige como el gobierno de un país”, qué sé yo. Entonces los personajes decían “¿pero será que vamos a volver?” Y Mate respondía que si los chicos escribieran al diario, quizás. Y terminaba con el personaje llorando. Esa historieta la hice fotocopias, y a los chicos que más habían escrito se las mandé por correo. Todo pagándolo de mi bolsillo, imaginate. Te cuento esto para que entiendas lo importante que es para mí poder darles un cierre y no que me corten la historieta por la mitad.

ARC:¿Cómo surge la idea de la Saga de los distintos y desde cuándo la fuiste craneando? ¿Siempre la pensaste para ser contada así, como un rompecabezas? ¿Cuándo sale el cuarto volumen, que concluye la historia?

Chanti:
Es una historia que quiero mucho, porque digamos que rompí un poco el molde con lo que venía haciendo. Los otros libros, si te fijás, han sido recopilaciones de cosas que yo he publicado. En todas hay una estructura que se repite y es similar en todas, en cada página hay una resolución. A pesar de que la historia dure más páginas (porque en Mayor y Menor o en las otras series un tema puede durar cuatro páginas), cada página tiene su resolución y la misma estructura de viñetas. La Saga de los Distintos es una historia larga, sin necesidad de poner en cada página una resolución, entonces esta historia larga es lo que ahora le llaman novela gráfica. Las otras historietas están narradas con una estructura, y esta otra SIN una estructura, entonces yo podía poner una página que fuera una viñeta, otra página donde hubiera diez viñetas, una página muda o sin texto, otra donde los personajes hablen mucho, etcétera. Me permitió jugar mucho con eso. Por supuesto que es más complicado de armar, porque cuando yo era adolescente hacía ese tipo de historietas, pero no había hecho algo así desde entonces, cuesta organizarse y cranear todo el libro para que termine justo en esa cantidad de páginas que tenés. Por eso la quiero porque me ayuda a romper, vinculado a lo que te decía, de hacer cosas nuevas como autor y desafiarme también. Y esto surgió porque me convocó Planeta, yo nunca había trabajado con Planeta, pero como ellos vieron que funcionaban tan bien mis libros me convocaron, yo no sabía bien qué querían al principio. Yo llevé un cuaderno con bocetos, creí que querían un libro así, como de humor, o más en el estilo de Mayor y Menor, o de historieta humorística para chicos. Pero me dijeron que no, que querían una novela gráfica. Y yo justo tenía un cuaderno de esos que tengo, donde siempre vuelco alguna idea que se me ocurra al dibujar cualquier cosa. Y una vez, dibujé un zorro con un pez en los brazos, caminando por el bosque. Y el pez le decía “quiero agua”, y el zorro contestaba “bueno, ya te voy a dar un vaso”. Y el pez le decía “no, no, no, quiero más, quiero agua hasta cubrirme por completo”, y el zorro respondía “vaya que tienes sed”. Ese chistecito me quedó dando vueltas: ¿qué pasaría si los animales no se conocieran? Por ejemplo, este zorro nunca ha conocido lo que es un pez. Entonces pensé ¿qué sería si los mamíferos no conocieran lo que son los peces, ni se conocieran con las aves ni los reptiles? E hice un croquis de un mundo con continentes y pensé en que se fueran cruzando de un reino al otro. Entonces cuando me piden la novela gráfica, saco este cuaderno. Y les conté la idea como te la estoy contando a vos ahora, no tenía nada armado. ¡Y les encantó! Ah, y yo le había puesto el título ya. Pensé en hacer una saga de cuatro libros, uno por cada reino. La saga de los diferentes o los distintos. Y compraron la idea ahí nomás, les encantó. Yo, chocho por la confianza, porque nunca había trabajado con ellos, y me encanta este desafío. Y ahora estoy en el último de los libros, lo estoy haciendo bastante atrasado, recién lo estoy empezando, que es el de los peces. Lo que ocurre es que además de la complejidad de la que hablaba, de hacer un libro donde el relato es diferente, y que tenés que contar una historia hasta terminarla, a mí me cuesta mucho hacer un boceto entero, desde la primera página hasta la última. Es como que lo voy creando en el momento. Por ahí sé adónde quiero llegar, pero lo voy creando en el momento. Y a veces me arrepiento y digo “pucha, acá tendría que haber sido contado de esta manera, hubiese quedado distinta”. Y además de esa complejidad, me metí en otra camisa de once varas, que es hacerlo con animales regionales, de nuestra América del sur y sobre todo de Argentina, porque eso es algo que siempre trato de infundir, los animales de Argentina. Porque siempre tienen papeles los animales de África y del hemisferio norte, y los nuestros no se conocen porque no hay casi historias protagonizadas por nuestros animales. Entonces dije “lo voy a hacer con animales de Argentina”, y claro, el primer tomo fue el más fácil, porque a los mamíferos los conozco súper bien, sé cómo dibujarlos y todo. Para el segundo, de reptiles, tuve que empezar a averiguar, porque tampoco conozco tantos para ponerlos en un libro y que hay tantos personajes diferentes. Ya el tercero, conozco sobre aves, pero tenía su complejidad dibujar las aves bien, los pajaritos todos con los colores de sus plumas. Y en el cuarto… de peces no sé nada. O sea, es lo que menos he dibujado, y tuve que comprarme todo el material que había sobre peces, tanto de mar como de río, porque es una historieta de ficción y no pasa nada con mezclar esas cosas, pero tuve que ponerme a investigar, y por internet, y que lleva su proceso. Este es el que más me ha costado y el que menos tenía una idea de cómo iba a ser la historia. Ya la estoy definiendo y ya la tengo más encaminada, pero va. Es una historia que quiero mucho por eso, porque es un gran desafío.

ARC: Hay una búsqueda similar en Quiero ser yo, aunque sea una historieta más corta y los personajes sean criaturas de fantasía. Se percibe en los fondos y en el color.

Chanti:
Es cierto, tiene como la misma libertad de estructura que la Saga de los distintos, porque las dos son novelas gráficas. Precisamente, no tienen estructura. El diseño de cada página se va narrando de acuerdo a lo que necesite. Digamos, una viñeta, diez viñetas, y eso da mucha libertad. Y también nació por pedido de una editorial, Vicens Vives, que me pidió una novela gráfica para chicos y yo la empecé encantado, pero la o las (no recuerdo si eran dos o una) editoras eran muy políticamente correctas, de esas que están pensando todo el tiempo, que son temerosas, como pasa mucho en esta época en que vivimos. Entonces me limitaron varias cosas que tenía la historieta original con respecto al humor o a cosas que pasaban. Y resultó que cuando estaba terminando la novela gráfica, Vicens Vives se va de Argentina, cierra su filial acá y me devuelven la historieta. Me rescindieron el contrato y me dijeron “bueno, hacé lo que quieras con tu historieta”. Y me fui a Comiks Debris, que son unos capos y los quiero mucho, porque son los que me han publicado un montón de historietas que quiero mucho, que son muy divertidas, muy absurdas, a veces políticamente incorrectas en algunas cosas, y ahí me publicaron el libro. Que a pesar de estas limitaciones que tuve con las editoras de Vicens Vives, le tengo mucho cariño porque es una historieta que disfruté hacer, algo muy libre sobre un planeta que no existía, con personajes que no existían, entonces no tuve esa carga que tuve con la saga de poner animales argentinos, que me metí en esa camisa de once varas. (risas) Entonces lo hice mucho más libre, “a ver esta parte, ¿qué tratamiento gráfico le voy a dar? Que sean como montañas verdes, todo verde con ángulos rectos, y ahora en esta parte todo rojo y…” No sé, me dejó jugar con la parte gráfica, mucho. Y también me gusta el tema que trato ahí, porque es el tema de la vocación y de los que no encajan en los roles que te da este mundo. Y me pasó un poco a mí, que me costó encontrar dónde estaba mi lugar, dónde yo podía trabajar haciendo historietas, historietas largas, y sobre todo para chicos. Habla de todo eso el libro, de encontrar lo que uno realmente quiere, de hacer lo que uno realmente ama, también. Porque cuando se convierten, ellos piensan realmente, desde su lógica, qué quieren ser. Pero desde su corazón también. Así que también le tengo un gran cariño a esta historietita, que termina en ese librito.

ARC: Al margen de tu proyección nacional, ya sos un referente del dibujo surgido en Mendoza. ¿Cómo te ha influido Quino, como lector y como dibujante? ¿Has tenido relación con él?

Chanti:
Para mí, por supuesto, fue un grosso, un maestro, un capo del humor, que trascendió fronteras. Yo lo conocí un poco más de grande, digamos, en mi adolescencia empecé a conocer las cosas de Quino. Y era como el modelo a seguir si uno hacía humor gráfico, pero como te contaba, yo siempre me sentí más identificado con la historieta humorística, más que el humor gráfico, si es que se puede así dividir. Para ejemplificarlo bien, yo siempre me sentí más identificado con Fontanarrosa, que hacía una historieta como Inodoro Pereyra, donde el humor podía estar en cualquier viñeta y no necesariamente tenía que haber un remate. A mí me costaban mucho, y me siguen costando, los remates y las cosas cortitas o las viñetas mudas, como hacía Quino entre otras cosas. Él era un maestro en eso, y a mí nunca me salió muy bien, o tengo algunos pocos que le he pegado bien, y ahí nomás. Por eso yo te diré que me influencié más por gente como Fontanarrosa y toda la bandé desineé, la historieta de Francia y Bélgica, cuna de la historieta europea. Porque yo leí de muy chico la revista Spirou, fue la que me voló la cabeza, más que otras historietas que podía leer de acá y de otros lugares, como los norteamericanos. Esa es la que me gustó más porque estaban muy bien dibujadas, muy buenos autores, muy buenos guiones, y uno de mis ídolos es Franquín. Quedé fascinado con las historietas que hacía, lo bien que dibujaba. Entre muchos otros autores que me gustaban, también había historietas de ciencia ficción, como la de Quena y el Sacramus, de Gos. O había una que me encantaba leer cuando era chico, que se llamaba Pobre Lampil, que la hacían Cauvin y Lanvil, ¡que era sobre un historietista! Y se dibujaba él, pero se cambiaba el apellido. Y salía el guionista y todo, entonces cuando lo leía de chico, pensaba “así es la vida de un historietista”. Todo con humor, era un tipo que le salían las cosas mal siempre. Era como mi referente, porque no conocía a nadie acá en Mendoza, no tuve la oportunidad de conocer a ningún dibujante de historietas, Quino no vivía acá en Mendoza, además. Por supuesto que lo conocí personalmente, lo vi varias veces, al principio como un admirador más en alguna feria del libro, y después, ya en el último tiempo con los colegas, en los homenajes que le hacían. He ido, lo he saludado, nunca tuve una relación muy íntima porque no se dio, pero tuve la oportunidad de saludarlo, felicitarlo y decirle lo grande que era y que lo admiraba. Ése es mi contacto con Quino. Muchas veces, por ser de Mendoza me relacionan, y muchos mendocinos me dicen “sos el futuro Quino”, y la verdad es que nunca quise ser como Quino porque, ya ves que no tengo nada que ver en lo que hago. Se puede decir, por ejemplo, que yo tengo una historieta con chicos como él tenía Mafalda, pero Mafalda habla de problemas en general, problemas de la humanidad, problemas de grandes (salvo alguna que otra tira, que habla de cosas de los chicos), temas de grandes puestos en boca de chicos. Y habla de los problemas del mundo, de los poderosos y de los que sufren, de las guerras. Yo en Mayor y Menor hablo de lo chiquito, de lo cotidiano, lo cercano. Y desde el punto de vista de un niño, mis personajes no saben nada de lo que está pasando, ni de la guerra, porque en general los chicos están abstraídos de esos problemas, que son de los grandes. Ése podría ser el punto de contacto más cercano. Y lo otro, Quino hizo mucho humor que trasciende fronteras, lo puede leer cualquiera y se puede sentir identificado en cualquier lugar del mundo. Yo he hecho mucho humor regional, pero no por diferenciarme, eso fue una cuestión natural, con el tema de los animales (ya te contaré cómo surgió en mí las ganas de difundir y promocionar animales argentinos). Entonces tenemos pocos puntos en común, él hacía chistes más cortitos, de una viñeta o página, y a mí lo que me gusta hacer es una historia larga. La mayoría de mi obra es para chicos, y Quino no tenía nada para chicos, salvo Mafalda, que la leen los chicos, pero no la hizo para chicos. Por eso lo veo como muy distinto, pero por supuesto me encantaría llegar adonde él llegó. Pero nunca voy mirando eso, como dice mi libro, yo quiero ser yo, quiero ser Chanti. Cada uno quiero hacer su camino y llegar lo más lejos posible dentro de lo que sabe hacer bien, digamos. Nunca me gustó compararme con nadie, voy pensando en las historietas que quiero hacer y todavía faltan contar. En eso siempre estoy, mirando para adelante.

ARC: ¿Y qué historietas hay en el futuro inmediato para los lectores de Chanti?

Chanti:
Ahora estoy de cabeza con el Mayor y Menor 21 (ya publicado al momento de postear este reportaje) y con la Saga de los distintos 4. Y tengo varios proyectos. Uno a medio hacer, que es un libro para grandes. No porque el tema sea para grandes, sino porque los chicos no salen mucho solos a la montaña, y es un libro sobre eso, las experiencias que he vivido en la montaña. Todas las experiencias de trekking, ascencionismo, andinismo, escalada. Todo lo que te pasa cuando vas a la naturaleza, a la montaña: desde pasar la noche en carpa hasta cruzar un arroyo. Es un libro de reflexiones y humor, más bien humor gráfico, pero desde la vivencia. Son cosas que he ido recopilando en mi cabeza a lo largo de tantos años de salir a la montaña. Soy un amante de la montaña, acá en Mendoza me encanta subir montañas, he sido andinista, ahora hago más trekking pero es un tema que me apasiona. Entonces ahí vuelco todas las experiencias en clave de humor, pero también algunas reflexiones. ¿Y qué más? Tengo cocinándose en mi cabeza otras varias propuestas de novela gráfica, pero están así como verdes. Y tengo estacionadas en cuadernos, ideas para libros más del tipo Criaturas, o de ilustraciones humorísticas, uno que se llama Mundos vivos y otro más de animales, grandes y chicos, que se llama Pequeñas grandes bestias. Por ahora, los títulos son tentativos. Esos están estacionados, cuando puedo hago algún dibujo nuevo, pero los que y están encaminados son Mayor y Menor 21, la Saga de los distintos 4, y el de andinismo lo tengo bastante avanzado.


¡Gracias Chanti por tu tiempo y tu buena onda! Y también a ustedes, lectores de Al Rescate Comics, por seguir ahí desde hace ya ocho años, a pesar de los intervalos. Recuerden que ahora también me encuentran en el sitio Legado de Orfeo, junto varios excelentes colegas. ¡Hasta la próxima nota!


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