sábado, 27 de abril de 2019

Cómics en la mochila.

Para dar comienzo a la temporada 2019 de Al Rescate, me pareció piola echar un ojo sobre la relación actual entre historieta y textos escolares (informe que quise presentarles durante el pasado mes de marzo, pero me resultó imposible). Desde siempre, los libros del cole fueron espacio de trabajo para dibujantes, generalmente aportando ilustraciones que acompañaran algún párrafo. El cómic, por su parte, suele aparecer en los libros de prácticas del lenguaje, pero como objeto de estudio. También se utiliza mucho humor gráfico en textos de materias como ciudadanía o economía política, por su gran poder de síntesis. Pero no es para nada frecuente estudiar biología mediante una novela gráfica. Sin embargo hay quienes han entendido que las historietas son un óptimo recurso pedagógico y que, al mismo tiempo, gozan de la ventaja de ser un lenguaje aceptado por los jóvenes.
Florencia Acher Lanzillotta se desempeña como directora editorial de textos escolares para Edelvives Argentina. Se ha servido deliberadamente del cómic a la hora de innovar y conectar mejor con sus lectores, en tiempos de voto joven y de déficit de comprensión lectora.
Con ella hablamos de todo eso y de la colección Fuera de Serie (que introduce a la historieta declaradamente) y de la flamante Convergente, en la que desfilan los trazos de dibujantes notables de nuestro cómic actual, como Salvador Sanz, Ian Debiase y Fernando Baldó entre otros. Aquí, la charla.

Detrás de esta tapa, hay un cómic de Ginevra.
1. La clave es pensar como si fuéramos niños o adolescentes hoy: ¿qué libro querríamos? O si fuéramos docentes hoy, ¿qué libro querríamos para los chicos?  Es necesario partir de entender a quién le estás “hablando” y cuáles son sus consumos por fuera de la escuela. Ese otro contexto es el que hace posible poder pensar en qué disfrutan los chicos y cómo traccionarlo en la escuela.
El primer experimento fueron dos novelas gráficas publicadas entre las páginas de la colección Fuera de Serie. Partieron de una primera sinopsis creada por un equipo de especialistas en didáctica de ciencias naturales. Luego, cobraron vida sus guiones y sus páginas con historietistas con trayectoria en novelas gráficas para adolescentes. “Nada del otro mundo” estuvo a cargo  de Gerardo Baró (Fuera de Serie. Ciencias Naturales) y “Alguien metió la pata”, de Pablo Tambuscio (Fuera de Serie. Biología I). Un año después, se creó “Sentidos alterados”, que estuvo a cargo de Dante Ginevra (Fuera de Serie. Biología II). Las tres se organizan en episodios de una página que se presentan al comienzo del capítulo de cada libro. Introducen una serie de intrigas que invitan a los lectores a crear hipótesis iniciales y establecer propósitos de lectura para abordar el capítulo. Al finalizar el capítulo, se revisan las hipótesis, se ajustan y se ingresa al siguiente episodio. Responde a un enfoque de enseñanza por problemas. La colección Fuera de Serie tuvo buena recepción.
Años más tarde, la directora editorial y su equipo se propusieron avanzar más allá: empezar a incorporar la educación por proyectos. En las entrevistas con docentes se imponía la necesidad de contar con una solución para los espacios de integración entre todas las áreas en educación secundaria, en respuesta a las últimas reformas de los diseños curriculares.
Portadísima a cargo de Caveman.
Esa respuesta fue Convergente y sus Protocolos de Integración. Los libros de las diferentes materias dialogan y se referencian entre sí, pero a su vez están conectados al juego de rol que proponen los protocolos. Estos son cuadernillos independientes (se compran por separado) que funcionan como bitácora de gobierno. Los chicos son puestos en el lugar de organizadores de la sociedad en una ficción distópica que se les plantea. Cada decisión a tomar puede pensarse en base a lo estudiado en los libros. Pero no sólo los de la propia editorial, porque se responde al mismo programa del que se sirve cada sello para elaborar sus propias publicaciones. ¿Cómo elaborás un material integrador para aulas en las que conviven libros de diferentes editoriales o donde no se usan libros? Lo que hicimos fue crear una integración que no exigiera de forma obligatoria utilizar todos los libros de área de la serie Convergente.  Tratamos de potenciar los cruces entre los libros de área de la serie Convergente entre ellos y con los Protocolos de integración, pero no es un sistema cerrado”. Lo que hicimos fue evidenciar esas relaciones entre los temas. Los chicos están acostumbrados a linkear, a la inteligencia colectiva y colaborativa.
A la hora de enseñar ciencias sociales e historia, por ejemplo, hay una intención manifiesta de  dejar atrás la mera enumeración de fechas y batallas de memoria. La historia está atravesada por la acción, la violencia, la épica. Si tanto alumnos como los docentes consumen series, películas, novelas gráficas y literatura con contenido histórico, ¿por qué no usar esos mismos códigos en un libro de texto? Como editorial somos reconocidos por nuestra propuesta en literatura  y estética. Entonces dijimos "hagámonos cargo" e hicimos libros de autor y con sentido estético, pero integrados a un contenido. Contratamos a estos artistas que no vienen del palo de la educación y se hizo cada uno de los libros. Buscamos que la ilustración sirva de gancho y disparador. Pero que narre. Algo que se nota ya desde las portadas, ahí se aprecia a primera vista el salto evolutivo entre una colección y la otra.
Boceto y final de Debiase para Historia de 3er año.
Así comenzaron la búsqueda de artistas que se hubieran especializado en representar escenas de acción y épica. Salvador Sanz, Sebastián Cabrol y Ian Debiase fueron los elegidos para los libros de Ciencias Sociales e Historia. No se detuvieron ahí. En los tres libros del área de Lengua y Literatura hicieron una fuerte apuesta por visibilizar la autoría de las obras plásticas que acompañan a las lecturas literarias y poder alfabetizar artísticamente y en otros géneros a los chicos. Convocaron autores reconocidos del ámbito de la historieta por su facilidad para expresar y comunicar. Algunos de ellos fueron Gabriel Ippoliti, Dante Ginevra, Fernando Baldó, Quique Alcatena, Rodolfo Fucile, Diego Parés, Mario Scalerandi, Gastón Souto, El Sike y Daniela Arias.
2. Pero desde ya que no se trata simplemente de tener espíritu innovador, buenas ideas y energía para llevarlas adelante (y este es el caso, por supuesto). El sector editorial ha sido (la cultura toda, bah) una de las industrias que más ha sufrido los embates del ajuste. Como se ha dicho en la apertura de la feria internacional del libro de Buenos Aires, que se está desarrollando actualmente, la caída no se detiene.
Los desafíos que tenemos son muchos: uno es el contexto socioeconómico y educativo, el otro el contexto político. No es lo mismo publicar hoy que hace siete años atrás, cuando quizás las compras del Ministerio de Educación permitían otros desarrollos y otras apuestas.
Esas ventas al Estado no sólo disminuyeron, sino que se cortaron. Pero los escollos no son sólo económicos (aunque ese tipo de cuestiones suele estar relacionado). También hay resistencias en lo que respecta a la elaboración e inclusión de contenidos.
El cambio de rumbo en las compras del Estado hizo que se desatendieron ciertas cuestiones curriculares, de directivas que daba el Ministerio, por atender un poco más la lógica del mercado privado. Si bien las escuelas privadas tienen que respetar el diseño curricular, y lo hacen a su forma, tienen más libertades en sus programas. En cambio las escuelas públicas tienen una fuerte presencia de los inspectores, entonces hay un montón de decisiones editoriales en cuanto a los contenidos que, si querés vender para el Estado, tenés que acatar. Y si es para el privado podés tener ciertas transgresiones, y de hecho tenés que tenerlas, porque si no tal cual como es el libro, no lo vendés. Lo mismo sucede a la inversa. La exigencia de abordar determinados temas y determinadas estrategias didácticas por parte del Estado permitía avanzar en cambios en los productos editoriales habituales.
El tema de la Educación Sexual Integral, me imagino.
Sí, que es complicado en los dos casos. De hecho era más plausible tener contenidos de ESI con el apoyo del Ministerio que ahora. Hasta inclusive, en el espíritu de época de los últimos años, te objetan que se incluyan contenidos de ESI. Prefieren que no estén, y te lo dicen. Antes, cuando vos hacías una entrevista o un focus group, había siempre una excusa de maquillaje y cuando ahondabas te dabas cuenta que lo que incomodaba eran los contenidos explícitamente relacionados con la  ESI. Ahora, sin reparos, te lo dicen. Entonces uno como editor sabe que hay establecidas ciertas reglas de juego. (Y es importante que se entienda que la ESI no es el fantasma de la educación de prácticas sexuales genitales). Tenemos en claro que pensamos en el usuario, en los chicos. Entonces, ¿cómo sorteás los prejuicios de los adultos para poder darles herramientas a los chicos para que puedan acceder a lo que necesitan o crean que necesitan sin ser intrusivos? El libro no da la clase, es un instrumento que termina administrando el docente. Entonces hay un montón de cuestiones con las cuales buscamos captar la atención de los chicos más allá de que el docente lo aproveche o no. Y ahí es donde empezamos con la historieta en la colección Fuera de Serie.

Distopía interactiva a cargo de Nakamura.
3. Convergente viene a reemplazar a Fuera de Serie, que ya cumplió un ciclo de vida de cuatro años. Cada capítulo de los Protocolos de integración abre con una ilustración a página completa dibujada por Agustín Graham Nakamura, otro dibujante que ya tiene fieles seguidores de sus novelas gráficas (Zero Point; Terra Australis). Este cronista hizo el lúdico recorrido a través de los tres tomos integradores y concluye, luego del entusiasmo que le generó la propuesta, que cuando uno era pibe los libros de la escuela no estaban tan buenos.
Este año se agregó la presión de tener que integrar todas las áreas. Era tener que hacer una segunda integración por fuera del libro.  El mayor orgullo fue la conformación del equipo: Guillermo Crespi, un guionista de narrativa interactiva y videojuegos, dos escritores para que escriban la historia que da marco al juego (Fito Santullo y Leandro Ávalos Blacha),  Nakamura para que la ilustre, Roberto Zurutuza, como asesor en antropología, y Cecilia Espósito para que orqueste la edición de los textos. Detrás hay todo un desarrollo.
Y además, se puede "trampear" y leer por arriba pudiendo entender todo incluso sin ahondar en cada tema.
Claro, si los chicos quieren leerlo por su cuenta y adelantarse, genial. Lo pueden hacer sin arruinar nada. Además hay una intención en cada episodio de poner la ciencia en la vida cotidiana. Todo tiene que ver con sumarle una experiencia extra a la educación. Para que estudiar Historia no sea sólo memorizar una sucesión de coronaciones, sino entender qué se jugó en la Revolución Francesa.
Las historias del protocolo se ambientan en distopías. Que incluso pueden salir mal. Tiene algunos finales trágicos. Hay decisiones, por ejemplo, de sacar exploradores del refugio y que la consecuencia inmediata es que se mueran. No está edulcorado. El acento está en las decisiones de corto, mediano y largo plazo. Decidir si mandás a esos exploradores a buscar agua y recursos, y que esté contenta la opinión pública. Pero que dos episodios más tarde, resulte en que esos exploradores trajeron un virus. O sea, resolviste un problema inmediato pero trajo una consecuencia. ¿Y ahora? De hecho trabajamos con un antropólogo para elaborar diferentes modelos de sociedad en la cual desemboca. Hay una tabla con los diferentes tipos de sociedad a los que se llega según las decisiones que se tomen.
Todo eso hay detrás de los libros que viajan en las mochilas de pibas y pibes, esas mismas mochilas que hoy se ven adornadas con pañuelos de diferentes colores, por ejemplo. Y aunque no todo ese trabajo tras los libros se vea y aprecie, hay líneas plantadas especialmente para los estudiantes  que se interesen en tirar del hilito y saber un poco más, una huella por donde seguir indagando.
Por eso pensamos algo que sea atractivo para los chicos y que genere esa "satisfacción inmediata". Es un poco esa la apuesta. Con el aspecto implícito de que los chicos tengan la posibilidad de conocer artistas a los cuales poder seguir. Que si les copan las ilustraciones de Sanz con las que estudiaron historia, después se vayan a leer El Esqueleto, ponele. Lo mismo con Tambuscio, Baró o Ginevra.
Fomento a la lectura que resulta clave en momentos en los que se precarizan o malogran los espacios de difusión de la historieta, con los lamentables casos de Billiken y Fierro como últimos antecedentes. Y por eso esta nota, para descubrir por medio de Convergente ese espacio acaso impensado para las viñetas, pero de gran proyección. Tenemos futuro mientras ya desde el aula los chicos y las chicas aprendan quién es Alcatena o cualquiera de los genios del dibujo mencionados más arriba.

En fin, lo repito: cuando yo era pibe los libros del cole no eran así de copados. Por eso debajo del banco tenía siempre a mano algún cómic para leer a hurtadillas. No me sorprende que uno de mis personajes favoritos de aquella época esté pronto a volver con nuevas aventuras. Es que todo tiene que ver con todo, y esta nota también converge con los temas que se vienen en Al Rescate. Espero que lo de hoy les haya resultado tan interesante como a mí (¡gracias de nuevo a Florencia Acher Lanzillotta!). Se vienen más notas copadas, estén alerta.



1 comentario:

Unknown dijo...

UN TRABAJO PRECIOSO!!...Ojalá un editor te de una oportunidad!!...