Hace tiempo que este sitio no se actualiza, es cierto. Las razones
son varias. Una de ellas es que para el 2018, que ya está próximo, Al Rescate Cómics se renovará en cuanto
a sus temáticas habituales y seguramente también en su formato. Ampliaremos.
Mientras tanto, para ir cerrando el 2017 que se va, les traigo un repaso por
la obra del amigo Fran Fantino, quien
este año no paró de producir. Nos sentamos a charlar con él (ustedes y yo) para
que nos cuente un poco cómo encontrarse con la historieta lo ayudó a conocerse
a sí mismo y sobrellevar situaciones complicadas.
Basta de preámbulos entonces, bienvenid@s a Al Rescate Cómics…
1. Haciendo cosas
raras.
Al comienzo de “Extraño”, el libro que Fran Fantino publicó este año (a través del sello Atmósfera), hay una cita que nos sirve como punto de partida ideal no sólo para apreciar dicha historieta. También es una buena brújula para aproximarnos a su obra, que es bastante frondosa y muestra una evolución lineal sin pausa a pesar de haberse desarrollado en un lapso de tiempo bastante corto (más de cinco publicaciones diferentes en apenas dos años). La cita pertenece al Libro Tibetano de la vida y la muerte y plantea lo siguiente: “En la ausencia de los elementos de apoyo que nos resultan familiares, quedamos cara a cara tan sólo con nosotros mismos: una persona a la que no conocemos, un extraño desconcertante con quien hemos vivido siempre, pero al que, en el fondo, nunca hemos querido tratar. ¿Acaso no es ese el motivo de que tratemos de llenar cada instante de ruido y actividades, por aburridas y triviales que sean, y evitemos quedarnos a solas y en silencio con ese desconocido?”
Fantino
transformó ese escape en búsqueda desde joven, interesándose por diferentes
áreas de estudio, apropiándose de algo de cada una de ellas pero sin que
ninguna le satisfaga completamente. Hasta que vislumbró un sendero posible a
través del dibujo.
Mientras tanto, otros problemas lo aquejaban. Ataques de
ansiedad y depresión combinados con un complicado trance de hostigamiento
laboral. Decidido a salir del laberinto, comenzó a plasmar su proceso. Primero a
través de dibujos sueltos, algo así como postales oníricas acompañadas cada una por
breves líneas de texto. Luego jugando con los elementos del humor gráfico para
transformarlo en melancolía y existencialismo gráfico (sin victimizarse ni
bajonear al lector). También se animó a publicar todo eso bajo su propio sello
independiente (Ediciones La
Quinta ) y ofrecerlo en cada evento de historieta que pudiera.
Así vieron la luz “Fanzine Extraño”, “Dibujos de un tipo
normal” y “Reflexiones dibujadas” (el último compilando las viñetas publicadas
en el blog de La Duendes
- Historieta Patagónica durante 2016). Así lo cuenta el autor: cuando yo empecé a hacer “Dibujos de un Tipo Normal”, venía de estar en
un momento re complicado. A nivel vida, laboral, me había separado… ¡me estaba
yendo para el orto! (risas) La estaba pasando mal, venía arrastrando problemas
familiares de hace años. ¿Y qué pasa con el humor gráfico, con la página? Vos
podés plasmar lo que te pasa en algún lado y de forma más inmediata. Eso, en
primer lugar. Por otro lado, los dibujantes somos muy autocríticos. Yo me daba
con un caño. Entonces ese formato, de hacer cosas cortas, me servía para
avanzar, sacarlas y aguantarme ese perfeccionismo de repetir “esto no me gusta”
y lo que hacía, terminarlo. Mal no lo fue: sus historietas tuvieron
aceptación entre lectores y colegas.
2. Extraño ser.
En el camino, Fantino fue puliendo su estilo gráfico y los demás asuntos se fueron solucionando. Porque cuando el carro anda, los melones se acomodan. Y como bien marca el I Ching, los momentos y las cosas no son permanentes, cambian a otros estados. Fran lo sintió un poco así y de esa forma surgió “Extraño”, historieta en la que se propuso hacer algo diferente, alejarse de lo autorreferencial creando personajes y situaciones ficticias. Aunque el protagonista se le parece bastante.
Básicamente, yo empecé a dibujar historieta cuando empecé a
leer otras cosas. Un autor que me marcó, y siempre lo digo, es Jason. Cuando
leí “Un paso en falso” se me activó algo en la cabeza y empecé a leerlo más y
más, pensando “yo quiero hacer algo como esto”. Pero saliendo ya de lo autobiográfico,
quería hacer otra cosa. Porque sentí que ya estaba, que estaba bien con lo que
me había pasado y que dejé de padecer cosas y ya no necesitaba expresarlas de
esa manera, medio literales.
Juan, el protagonista de “Extraño”, transita algo similar a lo de su
autor, parece que anda buscándose a sí mismo en esa vida que lo tiene a mal
traer. Y empieza un proceso que lo lleva a tener que entenderse no sólo con el
presente que lo rodea, también con el pasado que arrastra y el futuro que
vislumbra.
Ambos tocan la misma
temática, que es la aceptación de uno mismo. Es más careta “DTN”. En realidad
en “Extraño”, no siendo autobiográfico, termino hablando de cosas que quiero
contar sobre mí. No sé si me explico, si se entiende. Es como que en “DTN” yo
quería hablar de cosas como la ansiedad, la depresión…
La portada de “DTN” ofrece una pista: un astronauta flota
alrededor de una píldora bicolor mientras anuncia “Houston, tenemos un problema”, haciendo referencia a la relación
entre los malestares emocionales y los medicamentos.
Claro… Y eso tiene que
ver con la depresión y con un montón de cosas que me pasaban a mí. Ahora, yo lo
tomo con humor y no termino de contar lo que a mí realmente me pasó. Porque
tenía miedo de exponerme demasiado. Yo trabajaba en relación de dependencia,
podía ser leído por un compañero de trabajo o alguien y tener alguna
repercusión negativa. Y en “Extraño” hablo directamente de esa depresión y
ansiedad, del no poder expresar algo. Pero de forma más literal. Igual en “DTN”
soy yo cien por ciento, y en “Extraño” no. Bah, no soy yo, aunque aparezca
alguna cosa de mi vida personal. Quizás el que me conoce lo conecte un poco
más…
¿Y cómo se lleva Fantino,
como lector, con el género autobiográfico? Que en Argentina tuvo su momento de
auge no hace tanto tiempo. Es medio una
obviedad, pero “Maus” de Spiegelman para mí fue importante. Cuando lo leí por
primera vez me pareció que estaba buenísimo lo que contaba, pero para mi estaba
“mal dibujado”. A ver, que no se mal entienda, mal dibujado para lo que en ese
momento para mí era dibujar “bien” es decir, Marvel y DC, que era un prejuicio
que tenia de chico, ¿me entendés lo que te digo? Y me re abrió la cabeza. Al
muy poco tiempo también me encontré con el libro de Ezequiel García “Llegar a
los 30” , y
empecé a apreciar eso de que el dibujo no sea anatómicamente correcto, me
pareció buenísimo. Esos dos libros me gustaron mucho. Creo que “Un paso en
falso” tiene que tener algo de autobiográfico, tengo ese presentimiento. Hay
ahí un conocimiento de la realidad que va más allá de la documentación. Me
gusta lo que hace Alan Di Maro en “Cabrón”. De lo autobiográfico me gusta en
realidad lo reflexivo. Me flasheó mucho Pedro Mancini en un momento. Venia re
influenciado y no podía sacarme de la cabeza algunas cosas, pero no quise quedar
re copión, jaja.
¿Cerrado el ciclo autorreferencial? (Con “Extraño”) me salió un término medio. Es una ficción que habla
sobre cosas que me pasaron. Ahora ya no tengo la necesidad de hacer algo
autobiográfico. Creo que si yo hubiese hablado más directamente de algunas
cosas en “DTN”, habría estado mejor. Por ejemplo, en eventos se vendió muy bien
el libro, lo compran mucho los adolescentes porque se ve que se ven
identificados de alguna manera. Debe ser que piensan “si el chabón habla de
esto, ¿por qué no hablo yo?” La primera intención fue sentirme mejor yo. Ahora
le sacaría una cosa medio sensible… qué sé yo. Hoy hablaría más de la depresión
como cuadro.
Para despegarse del protagonista de “Extraño”, Fantino le dio un diseño particular:
por cabeza le puso un gran cuadrado negro con un redondísimo ojo blanco en el
centro, sin boca y sin dejar claro si habla o no. En línea con sus
exploraciones gráficas. La idea era
utilizar un montón de recursos surrealistas, de hecho en “DTN” utilizo mucho la
modificación de los cuerpos y objetos. Con respecto a esa cabeza negra, a ese
silencio, quiero que quien lo lea interprete a su manera lo que le está pasando
al personaje. No quería contar tanto el cómo conoció a una mujer. Yo quería
contar que a veces uno está muy metido en todas las cosas malas que le suceden
y de repente aparece algo instantáneo que vos no esperabas… A veces buscás algo
y no lo encontrás, y sin darte cuenta ¡pum!, aparece. Eso me pasó con mi mujer,
eso sí es autorreferencial. En un momento estaba muy sólo y re mal, había
tenido problemas con las chicas y dije “ya fue, me quedo sólo”, realmente lo
sentí, dije basta, me hinché las pelotas. Y al toque llegó María Laura, pero
literal, eh. Y quería representar eso, si bien el personaje no es ella, algo
que le debe pasar a un montón de gente. El tema era mostrar que el tipo tenía
toda esa mierda adentro, que nada que ver, y sin embargo también le pasan cosas
buenas. No me parecía tan relevante el proceso de cómo conoce a la chica, sino
mostrar que a veces necesitás algo que aparece una vez que estás preparado
internamente. Igual nadie entendió el
final, eh (risas).
En realidad lo
autobiográfico ahí es la parte laboral. Me estaba haciendo mierda el laburo, me
estaban tratando mal. Y tenía la necesidad de ponerlo en algún lado. Me estaban
acosando, presionando, me querían trasladar a la loma del orto, un laburo
psicológico terrible me estaban haciendo. Pero no quería hacerlo literal
autobiográfico. ¿Qué hice? Inventé un personaje que no podía hablar. Y yo venía
de leer a Jason y a Lucas Varela en “El día más largo del futuro”. Entonces
combiné el esquema de cuadritos del primero (que no usa muchos textos tampoco)
y lo mudo del segundo, fue cruzar esos recursos.
El personaje de la
jefa de Juan es posta; el lugar de trabajo de Juan era mi lugar de trabajo, así
como la depresión y todas esas cosas; y algunas cosas de los flashbacks
también. Así como algunos personajes, que son de mi vida personal también. Pero
no todo.
3. Mejorando a cada
rato.
El tema laboral, entonces, fue superado. Y a pesar de haberlo utilizado como marco de referencia para su ficción, a Fantino le pareció que daba para más. Y volvió a explorarlo a través de un nuevo fanzine, esta vez completamente autorreferencial, llamado (por supuesto) “Laburo”.
El tema laboral, entonces, fue superado. Y a pesar de haberlo utilizado como marco de referencia para su ficción, a Fantino le pareció que daba para más. Y volvió a explorarlo a través de un nuevo fanzine, esta vez completamente autorreferencial, llamado (por supuesto) “Laburo”.
Esa historieta la
dibujé luego de quedarme sin trabajo, para un concurso de historieta
periodística. Me quedé sin trabajo, precisamente por situaciones de
hostigamiento y presión psicológica para que accediera a una modificación de la
modalidad de trabajo, lo que derivó en un retiro voluntario. Me di cuenta que
me había estudiado la Ley
de contrato de trabajo para defenderme y me pareció una buena idea contar lo
que me había pasado, quizás le podía servir a alguien.
“Laburo” no podría ser más que oportuna y actual, publicándose apenas dos meses antes de que comenzara a debatirse en las calles, en los medios y en el parlamento la controvertida reforma laboral que promueve el gobierno nacional. En las páginas de “Laburo”, Fantino no sólo habla de la situación personal que atravesó. Aprovecha para pensar en voz alta cuestiones como los regímenes de licencias especiales, el preaviso de despido o renuncia y las tramoyas y eufemismos habituales a los que recurren las empresas cuando quieren recortar personal. Asuntos que parece ya están siendo negociados por los legisladores y secretarios generales de los sindicatos, adivinen en favor de quién (¿alguien dijo Banelco?).
“Laburo” no podría ser más que oportuna y actual, publicándose apenas dos meses antes de que comenzara a debatirse en las calles, en los medios y en el parlamento la controvertida reforma laboral que promueve el gobierno nacional. En las páginas de “Laburo”, Fantino no sólo habla de la situación personal que atravesó. Aprovecha para pensar en voz alta cuestiones como los regímenes de licencias especiales, el preaviso de despido o renuncia y las tramoyas y eufemismos habituales a los que recurren las empresas cuando quieren recortar personal. Asuntos que parece ya están siendo negociados por los legisladores y secretarios generales de los sindicatos, adivinen en favor de quién (¿alguien dijo Banelco?).
Hoy leo la reforma
laboral que propone este gobierno y me
doy cuenta que hay varias cosas que me hubieran afectado al resultado final en
cuanto a los términos de mi relación contractual. Siempre hubo una relación
laboral tensa, pero yo me sentía “protegido” por las políticas laborales del
anterior gobierno. Cuando asume el macrismo hubo despidos masivos en mi trabajo
y se intensificaron algunos malos tratos. Más allá de que no haya ninguna
modificación, las empresas ya captaron el mensaje.
Paradójicamente y sin habérselo propuesto ni planteado
jamás, Fantino encarna el tan
mentado espíritu emprendedor que entusiasma a la actual administración
gobernante. Luego del penoso proceso narrado en “Laburo”, no se quedó de brazos
cruzados y decidió andar un camino diferente, aunque no menos arduo: el de la
independencia. El vehículo para hacerlo no podía ser otro que la historieta. Fantino pisó el acelerador a fondo y
con la indemnización resultante de su anterior empleo, abrió su propia
comiquería, donde le da un gran impulso a la historieta independiente y que le
sirve también de base de operaciones. Cuando no está atendiendo clientes, está
dibujando. Su nueva tira, por ejemplo, que se llama “Menos Peor” y se publica
todos los viernes en el sitio de web cómics de editorial Loco Rabia.
Es una historieta
sobre la salud mental y el amor incondicional. Es la historia de Apolo, un
hombre-pájaro que padece varios trastornos psiquiátricos, intentando vivir y
tener una relación sana con su mujer y con el mundo. Siempre me interesó este
tema, siento que las enfermedades mentales son como el tabú del siglo 21:
parece que nadie tiene nada, nadie toma medicación, nadie dice qué le pasa o
qué está padeciendo. Nunca hice algo así, tan literal sobre este tema. Siempre
tuve cuidado de lo que contaba, tenía miedo de que me relacionen con lo que
dibujaba. Me siento más fuerte con respecto a eso. Además, estoy en un momento
que me siento feliz en cuanto al estilo que estoy logrando. Y es en su
estilo de dibujo, precisamente, donde se ve más claramente esa evolución. Si Fantino y sus personajes aún se parecen
un poco y no se terminan de despegar del todo, es porque aún le quedan cosas
por decir. Lo genial es ver cómo lo dice con cada viñeta.
Descubrir estas historietas es algo sumamente recomendable.
Mientras las repaso para escribir esta nota, me doy cuenta de lo certero que es
su autor para ponerles título. Aunque si me apuran, puedo decir que después de
haberlas leído, más que menos peor uno se siente mucho mejor… y ya no tan
extraño.
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