viernes, 25 de marzo de 2016

Banda Dibujada: ¡¡Esto es una locura maravillosa!!

Para seguir adelante con este espacio, que todavía tiene olor a nuevo, hoy tenemos un primer reportaje. Y uno que es para mí motivo de orgullo por tratarse de un militante de la historieta, en el buen sentido. De hecho, ese es el espíritu que guía este sitio. Difundir con amor este oficio/arte para facilitar el encuentro entre lector e historieta.
César Da Col es uno de los miembros fundadores del Movimiento Banda Dibujada, dedicado a promover la publicación de libros de historieta en nuestro país. Es también dibujante y sobre todo una persona súper amable que respondió a mis preguntas no sólo con buenísima onda, también con una gran claridad de concepto que ustedes mismos podrán apreciar.
La entrevista se la realicé durante el último trimestre de 2015, cuando se habían cumplido ya 10 años del manifiesto con el que fundaron al Movimiento. La intención era trazar un balance de esa primera década. Se notará entonces el desfasaje entre el momento de hacer la entrevista y publicarla, pero actualicé la información allí donde quedase algún dato inexacto. Los dejo entonces con César Da Col.

Al Rescate: ¿Cuál era el panorama de la historieta infantil en la argentina de 2005, al momento de armar BD?
Da Col: El panorama de la historieta para chicos en 2005, publicada en formato libro, no era el mejor. Prácticamente no existían libros de historieta para chicos, salvo unas pocas excepciones, como lo de Ediciones de la Flor, una pequeña colección de 3 libros llamada “Nico y Orfio” de Ed. Cántaro, los libros “boutique” de Pequeño Editor y no mucho más. Ese era el panorama del 2005, no era muy alentador, y difiere muchísimo a lo que vivimos hoy en día.

AR: ¿Cómo fue que se vincularon entre los fundadores y parieron el manifiesto?
DC: Quienes redactamos y fundamos Banda Dibujada, nos fuimos vinculando por aquel entonces de manera espontánea. La mayoría éramos dibujantes (menos Roberto Sotelo que era bibliotecario-docente) y éramos de una generación nacida en -o cerca- de la década del ’60 y `70, que crecimos leyendo los libros de historieta de Asterix, Tintín y Lucky Luke. Amamos la historieta francobelga, pero no sólo sus títulos, sino la manera en que Francia y Bélgica tratan a sus obras, a sus autores. Por eso a Banda Dibujada la bautizamos así, porque es la traducción literal de bande dessinée, que es como se le llama a la historieta en francés.

AR: No tomaron sólo el nombre entonces, sino todo el sistema de publicación francobelga como modelo…
DC: Desde los años `30 que se vienen compilando en libros las aventuras de Tintín. En los años `50, tanto las editoriales Casterman, como Dupuis y Le Lombard, comenzaron a compilar en libro, a color, las aventuras que salían publicadas en las páginas semanales de las revistas Spirou y Tintín. Y así no sólo obtenían un ingreso “extra”, sino que comenzaron a darle a la historieta un nuevo lugar, un nuevo ámbito: la biblioteca. El niño lector francés y belga compraba la Spirou y posiblemente la guardaba o, como hacían la mayoría de los chicos, la tiraba, o se rompía, la recortaban, etc. Pero sabía que luego podía tener las aventuras de sus personajes preferidos en un libro de tapa dura (o blanda), que iba a atesorar en su biblioteca, y que podía prestar o leer y re-leer sin que la obra se estropeara tanto. No es lo mismo leer Lucky Luke de a dos páginas semanales, que leerlo de un tirón en 44 páginas continuadas. Aunque es muy emocionante esperar semanalmente  el capítulo siguiente, la obra compilada en libro cobra otro sentido, otra dimensión.
Pero hay otro tema: la historieta en libro, además que se puede vender en kioscos de revistas, puede abarcar otro circuito comercial, que son las librerías. No hay dudas de que una historieta publicada previamente en una revista o diario, y luego compilada en libro, cobra otra dimensión conceptual, y comercial.
Y además, en formato libro, permite el ingreso en otro ámbito: el escolar, tanto en la biblioteca de la escuela como también para ser pedida por el docente al alumno como lectura del aula y para trabajarla en clases.
Todo esto pensábamos quiénes fundamos Banda Dibujada, y lo expresamos en el Manifiesto, que nos llevó 6 meses de redacción. Sabíamos que exponiendo el problema argentino, íbamos a mover el avispero, y que algunos iban a levantar el guante para tratar de revertir la problemática.
Tuvieron que pasar más de 50 años para que Pi-Pío, de García Ferré (dibujante que supo ser editor, no es un dato menor), tuviera su propio libro. Y eso fue posible porque su editor, Liniers (gestor de La Editorial Común), creció leyendo a Tintín, Asterix, y otros, historietas en libro.
En Argentina tuvimos algunos grandes aciertos en este ámbito. Fue una enorme suerte que a Jorge Álvarez se le haya ocurrido compilar en libro las tiras de Mafalda en los `60s, sino la gran historieta de Quino hubiera desaparecido en los ejemplares ya desintegrados por el tiempo del diario El Mundo y en Siete Días Ilustrados. Y menos mal que Ediciones de la Flor siguió por esa línea. Gracias a los libros de Mafalda, hoy su autor es reconocido en casi todo el planeta, recibió la Legión de Honor en Francia, el Premio Príncipe de Asturias y el Premio Quevedos en España, además de recibir homenajes en toda Latinoamérica. El libro de Mafalda hizo perdurar la obra de Quino, y nos representa culturalmente en el mundo.
“¿Por qué los franceses y belgas pudieron hacerlo y nosotros, con la enorme tradición de la historieta local, no pudimos?”. Eso es lo que nos comía la cabeza, y nos motivó para la creación de Banda Dibujada, y es el motor de todo lo que hacemos.

AR: ¿Cómo evalúan estos diez años? ¿Cuánto se logró de lo que se propusieron inicialmente? ¿Qué faltó o bien qué nuevas metas se proponen hacia adelante?
DC: Comparado con el 2005, hoy estamos viviendo un sueño hecho realidad. Fijate una cosa: la revista Billiken tiene en la actualidad 4 historietas. Las 4 tienen un editor atrás que está esperando que se hagan cierta cantidad de páginas para compilarlo en libro…¡¡Esto es una locura maravillosa!! Dante Elefante tiene 3 libros en De la Flor, Escuela de Monstruos ya va por su 5to libro en editorial Pictus, que también ya publicó 3 libros de Alina y Aroldo. Y Tiburcio ya tiene dos libros, por Batracio Ediciones.
La revista Rumbos tiene a Mayor y Menor, que ya tiene 8 libros en Ed. Sudamericana, que también publica los Facu y Café con Leche de La Valijita de Billiken. (Nota de AR: al momento de publicarse esta entrevista, han cambiado las cifras, puesto que tanto Mayor y Menor como Escuela de Monstruos y Tiburcio han sumado un nuevo volumen cada uno).
 Y Comiks Debris Ediciones, con su colección ¡Toing!, que sigue recopilando en libro material ya publicado en revistas para chicos, aunque con algunos títulos pensados originalmente para libro. Hay más emprendimientos, por supuesto.
Nosotros con Banda Dibujada tenemos 3 pilares en nuestra acción, que son: los talleres de historieta en escuelas y colegios, los Premios Banda Dibujada y la Biblioteca de Historietas de Banda Dibujada, que tiene cerca de 400 títulos, y que funciona en las instalaciones de la Biblioteca de Literatura Infantil y Juvenil “Juanito Laguna”, de UTE/CTERA y además es de acceso libre y gratuito.  Estas son nuestras 3 actividades principales. Nos faltaría algún tipo de apoyo económico para poder seguir trabajando más y mejor. Tampoco lo buscamos, es que hay cosas que se nos van de las manos con tanto hacer. 


AR: Releyendo el manifiesto, el foco estuvo puesto en el libro como soporte ideal por una cuestión de calidad, belleza y perdurabilidad. Ese objetivo se fue cumpliendo. Pero asimismo se contraponía el libro al formato revista por ser perecedera. Muchos de los libros que tan bien vienen funcionando, como los de Pictus o la colección Toing provienen de las páginas de Billiken o Genios, revistas que no son exclusivamente de historieta. ¿Faltan hoy revistas de historietas en los kioscos? ¿Es viable una revista exclusivamente de historietas, tipo Fierro pero para chicos? Si es así, ¿depende sí o sí de un medio grande que la sostenga?
DC: Debemos pensar que el Manifiesto fue concebido en un momento muy complicado del país. Veníamos del desastre socio-económico-anímico-cultural del 2001, y mi generación tenía que escoger entre irse a trabajar al exterior, o quedarse acá y pelearla. Si bien ya en esa época no había prácticamente revistas de historieta de ningún tipo (aunque la Lúpin seguía batallando solitaria en los kioscos, junto a los refritos de los personajes de Quinterno), sí estaba todo el legado cultural que nos dejaron los grandes maestros históricos de la historieta nacional, legado perdido y que poco a poco se iba olvidando, ya que en su totalidad se encontraba publicado únicamente en revistas.
Es muy entretenido hacer el recorrido del Paseo de la Historieta, y escuchar lo que dice la gente. El otro día lo hice con mi familia. Una mujer abrazó a Don Nicola, y le dijo al marido: “No sé quién es, pero me gusta. Sacame una foto”. Es entendible que no sepa quién es Don Nicola o que nunca haya leído una historieta del personaje de Torino. Pero… ¿A dónde debe recurrir para leer una aventura de Don Nicola? Me imagino que a una Hemeroteca, a la del Congreso, o a la Biblioteca Nacional. Pero todo sería más sencillo para esta mujer, lectora potencial de historietas, si existiese al menos un libro de este personaje en las bateas de las librerías.
Todo esto, sumado a que había y hay mucho por hacer, creímos que debíamos empezar por algún lado. Y ese “algo” es lo que expresamos, bien o mal, en el Manifiesto. Por supuesto que son necesarias las revistas de historietas para chicos de alcance nacional. En el país hay autores de sobra para realizar revistas de historietas para chicos, al estilo de lo que existe hoy en día en el mundo, como la “Spirou Semanal” en Francia/Bélgica, o la “Tcho!” mensual en Francia, esos son todos modelos a seguir, que aquí bien se pueden implementar. Pero para hacer una publicación sostenible en el tiempo, y para que sea un producto de cierta calidad, en donde el autor reciba el correspondiente pago en tiempo y forma,  se necesita apoyo financiero e infraestructura de difusión. Y muy posiblemente un periódico, un diario, pueda brindar esas condiciones. Página 12 le brinda una estructura de ese estilo a la Fierro, también la agencia Télam al suplemento Historietas Nacionales.
Es muy difícil sostener una publicación periódica en papel, con alcance nacional, con cierta calidad y respeto hacia el lector. Sólo por amor a la historieta no se puede. Las ideas son muchas, pero se necesitan medios –y empuje, por supuesto- para llevarlo a cabo. Las revistas de historietas son el primer eslabón en todo esto, pero no el final. Hoy en día internet viene a ocupar un poco el espacio que antes tenía la revista. El libro –en papel- “Historias de Bosquenegro”, de Calvi (Colección ¡Toing!, Comiks Debris Ed.), cuenta con gran cantidad de historietas de esa saga publicadas originalmente en la web La Biblio de los Chicos/Imaginaria, web ya desaparecida que era financiada por la Fundación Telefónica. Y la primera aparición pública del Dante Elefante de J.J.Rovella fue también en esa web. Y hay revistas de historietas on line para chicos, hechas muy a pulmón, como “Cripy” (de descarga gratuita) y “Loco un Poco” (de Loco Rabia Editora, de descarga con abono).

Gracias César por la buenísima predisposición  a responder cada pregunta. Aquí los links para conocer el manifiesto de Banda Dibujada y sus actividades:

http://www.imaginaria.com.ar/15/0/banda-dibujada.htm
www.bandadibujada.blogspot.com

www.premiosbandadibujada.blogspot.com


                              



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